Fue una de las palabras más repetidas a lo largo de toda la mañana, pero el caso es que, aunque había suficiente comida como para abastecer a varios regimientos, nadie encontró por ninguna parte la tradicional empanada gallega. Por lo visto, la culpa había que echársela, una vez más, al candidato socialista a la presidencia de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, quien declaró hace unos días que su apuesta política pasa por conseguir una Galicia "de futuro y no de empanada".

El comentario se les atragantó a los populares, porque hay cosas con las que no se juega. Jesús Palmou, secretario general del PP en Galicia y conselleiro de Justicia, cosechó grandes aplausos al decir que lo que le ocurre a Touriño es que padece "una empanada mental". Pero la exquisitez de la tierra salió a relucir en más ocasiones. Como cuando se vaticinó que los socialistas pueden tener intenciones aviesas que pasan por eliminarla del menú habitual y sustituirla por "butifarra catalana".

Pero se contó con todos los ingredientes habituales en este acto concebido como una muestra del poderío de don Manuel Fraga. Sus incondicionales, tocados con sombreros tipo Panamá --innecesarios ya que el sol prefirió no salir y quedarse en casa--, le aplaudieron el paseíllo entre los gaiteiros y alabaron el Ribeiro, el polvo (pulpo) y la carne o caldeiro . Sin embargo, no hubo empanada.