¿Lo oís? No es el silencio», bromeaban ayer en el partido cuando empezaba a sonar el himno del PSOE para anunciar la entrada de los protagonistas. Ironizaban con la crítica de Albert Rivera (aquel mítico: «¿lo oyen? Es el silencio cómplice de Pedro Sánchez con los independentistas») pero con muy buen humor. El que les dejó lo vivido el pasado domingo en Mérida: «Poca gente se atreve a llenar una plaza de toros», presumió el candidato socialista a la Junta, Guillermo Fernández Vara. Ayer le tocó el turno a Cáceres, donde hizo parada la caravana electoral, con otro invitado estrella: el número uno del partido a las elecciones al Parlamento Europeo, Josep Borrell.

El acto fue un mitin de manual en una plaza de barrio, concretamente en la explanada de San Blas. Según la policía, se esperaban hasta 600 personas, pero acudieron unas 300 (había colocadas 150 sillas). En cuestión de público, la conquista cacereña se quedó a medidas.

El primero en subir al escenario fue quien quiere ser alcalde de la ciudad, Luis Salaya, que propuso: «Que cada uno lleve a tres a votar y lo tenemos hecho». No tuvo muy claro a quién le tenía que dar la palabra tras su intervención. Pero le tocaba a Lara Garlito, candidata a la Asamblea de Extremadura, que para ejemplificar en qué realidad se encuentra Cáceres leyó el inicio de La Regenta, de Leopoldo Alas Clarín, que describe una ciudad desolada del siglo XIX.

EL HOSPITAL / Y usó la carta que tienen en la manga en la capital cacereña: el nuevo hospital universitario, del que presumió que se ha podido abrir (se está haciendo por capítulos) «gracias a los socialistas».

También habló de este centro sanitario Fernández Vara, y logró el gran aplauso del respetable. Era lo buscado. Ha sido su apuesta por ganarse una ciudad que se le resiste desde 1995 (aunque en las generales del 28-A sacaron, después de muchos años, más votos que el PP).

El candidato socialista lanzó un mensaje a Salaya: «Ten a Cáceres en la cabeza, ten proyecto de ciudad». Y se apuntó otro tanto: hoy se dará luz verde en el Consejo de Gobierno a la construcción del hotel de cinco estrellas en el Palacio de Godoy.

Además, ayer el candidato del PSOE se definió: «Soy el diálogo personificado», se dijo así mismo.

Y volvió a meter a Vox en su discurso para criticar que «el personaje» de Juan Antonio Morales (el candidato autonómico) quiere «arreglar los problemas de Extremadura recortando en cooperación». «Y quiere quitar el Instituto de la Mujer», respondía una señora del público.

Si el partido de ultraderecha logra representación, el PSOE no podría aspirar a la mayoría absoluta; si se quedan fuera del arco parlamentario, los socialistas podrían superar la barrera de los 30 escaños. Ese es el cálculo que tendrán en la cabeza hasta el 26 de mayo.

A OTRO NIVEL / Fernández Vara dio paso a «Pepe Borrell», como él lo llama (y en realidad todo el mundo) españolizando su nombre. «A ver en qué idioma nos habla», comentaron desde el respetable con cierto recelo por eso de ser catalán. Pero el candidato europeo se colocó en el atril y todo cambió: el mitin subió a otro nivel muy diferente.

Primero arrancó las risas bromeando con la «horrible foto» que le han hecho para los carteles: «Tengo 72 años, no 120».

Después puso el foco en la chica que traducía los discursos al lenguaje de signos. Gran aplauso.

A continuación inició una didáctica clase de historia de qué significa Europa. Y eclipsó.

Habló de inmigración y recordó a los que salieron de Extremadura: «Yo recuerdo ver llegar a los emigrantes con un traje de pana negro, una maleta de cartón y cara de hambre. Esa gente con su trabajo hizo mi Cataluña». «Todos tenemos un emigrante dentro, ¿cómo podemos decir que son malos si lo hemos sido toda la vida?»

Habló de las «cicatrices de la tierra»: «Tengo una foto del año 1986 en la aduana de Caya con quien era presidente de la Junta (Juan Carlos Rodríguez Ibarra) borrando fronteras porque acabábamos de entrar en la Unión Europea». «Hace tres años que en Europa mueren más personas que nacen», subrayó para defender la inmigración.

Habló del conflicto comercial entre EEUU y China poniendo como ejemplo la guerra de los móviles Hauwei, y advirtió del peligro de que Europa quede atrapada «en medio de una nueva Guerra Fría».

Habló de la importancia de la pertenencia y puso un ejemplo: «Pero no como el de La Regenta, otro que se entiende mejor (comentó en referencia a la intervención de Lara Garlito). Cuando Zapatero se trajo las tropas de Irak, si en vez de euros hubiéramos tenido pesetas, al día siguiente EEUU nos hubiera machacado en los mercados».

Habló del peligro de la derecha xenófoba: «Es muy fácil dar marcha atrás en la historia»

Y, por último, habló del independentismo catalán: «Compatriotas catalanes, ¿pero dónde vais? ¿La solución es dividirse en trozos más pequeños? No amigos, si no nos unimos más seremos irrelevantes».