Los periodistas de la Audiencia están cada día ávidos de historias. No todos los caminos llegan a Roma, no todas los noticias llegan a ser información. La división política y mediática ha degradado tanto esta profesión que algunos enviados no pasan de camareros que te traen lo que pides o recaderos que envían a sala el mensaje dictado. Otros, aunque tengan ideas y esté claro que nadie es imparcial, tienen conciencia.

Es increíble. Entre políticos, periodistas y abogados de la acusación la proporción entre ideología, tendencia periodística y conspiranoicos es asombrosa. ¿Se escribe lo que se quiere escuchar o se dicta lo que se debe escuchar? Queda la esperanza de que solo se trate de probabilidad, aunque me temo que lo segundo es más influyente en algunos constipanoicos (enfermos de una teoría con resfriado).

Hablemos del fotógrafo acosador. Hace dos semanas un agente tuvo que parar a un acreditado de un diario que alienta la teoría de la conspiración fotografiando coches de víctimas. No somos tan guapos, pero si pagan... Si la Pataki puede, todos podemos. Ante la indefensión, el otro camino que queda prefiero no pensarlo. No pararé de luchar y ya hay mucho talibán para sumar otro. Y si lloramos, nos llaman plañideras. Un beso, compis .