Fue una mañana de perros. Se había convocado al agente que guió al perro antiexplosivos en la inspección interior de la furgoneta de Alcalá de Henares, pero compareció el guía que hizo la revisión exterior del vehículo, Francisco Javier Alemán.

El policía reconoció que tanto su perro, Haníbal --"con hache", precisó--, como el pastor alemán de su compañero, Loby, podían tener el olfato algo alterado, porque habían estado "toda la mañana haciendo muchas requisas rastreos".

Los dos animales no detectaron los restos de explosivos de goma-2 Eco que había en un cartucho junto a los detonadores hallados en una inspección posterior. Pese al agotamiento del perro Loby, nadie consideró pertinente que Haníbal lo auxiliara en la revisión del interior de la furgoneta.

Emilio Olabarría (PNV) preguntó a Alemán si no había dejado que su perro se "comiera el marrón del trabajo". El agente respondió: "Es que el que olfatea es el perro, no yo".