Los accidentes protagonizados por compañías de las exrepúblicas soviéticas son tan frecuentes que ni siquiera se incluyen en las estadísticas mundiales porque las distorsionarían. La antigüedad de las flotas, su deficiente mantenimiento y la escasa preparación de las tripulaciones son la causa de esta altísima siniestralidad, según todos los expertos españoles consultados. Tan grave es el peligro que representan, que el presidente del sindicato de pilotos Sepla, Andoni Nieto, pidió ayer que se prohíba la entrada de estos aviones basura en el espacio aéreo occidental. "Esas flotas representan para el tráfico aéreo lo mismo que los petroleros como el Prestige para el marítimo.

Como su supervisión está en manos de los países cuya bandera ostentan se hace la vista gorda. Muy pocos de ellos pasarían una inspección en un país occidental o sus pilotos un examen", explica Nieto. Los expertos destacan que, con las condiciones de espesa niebla reinante, ni el aparato, por su antigüedad, ni el aeropuerto, por sus características, disponían de un sistema de aterrizaje guiado capaz de tomar tierra con garantías.

"Como mucho el aeródromo disponía del nivel más básico, el IL-1, que sólo permite operar con al menos 400 metros de visibilidad, unas condiciones que es evidente que no se cumplían", explica un controlador.

FALLO HUMANO O AVERIA

Esa situación se repite con cierta frecuencia, pero no tiene por qué desembocar en un accidente. Cuando el piloto comprueba que no puede tomar tierra, la normativa le impone dirigirse al aeropuerto más próximo. Si el piloto no lo hizo "podría ser por un error suyo, una avería o simplemente porque no tenía combustible, lo cual sería también un fallo suyo", explicó el controlador.

Fuera cual fuera el motivo, los Yakovlev-42 han protagonizado dos siniestros muy parecidos. En 1999, un aparato de las líneas aéreas cubanas se estrelló contra una loma a 15 kilómetros del aeropuerto venezolano de Valencia. Dos años antes, otro Yakovlev-42, esta vez ucraniano, se estampó en Grecia contra un Monte Olimpo cubierto de niebla. El accidente más reciente ocurrió el pasado 9 de mayo, cuando se abrió, en pleno vuelo, una puerta de un Iliushin-76 ucraniano contratado por el Ejército del Congo.