La apuesta catalana de Josep Piqué es de doble filo. El presidente del Partido Popular de Cataluña (PPC) se plantea presentarse a las elecciones generales, previstas para marzo del año 2004, tras concurrir a las autonómicas, en otoño del 2003. Aunque había desechado este escenario, fuentes cercanas al ministro de Ciencia y Tecnología admiten que ahora estudia la posibilidad de encabezar la lista por Barcelona al Congreso de los Diputados.

Piqué se replantea su programa inicial por varias razones. De hecho, José María Aznar le había propuesto que hiciera doblete presentándose a las catalanas y a las generales. En un principio, el ministro rechazó esta idea por creer que no se entendería en Cataluña, y que si apostaba por implicarse en la política autonómica su papel debía ceñirse a la presidencia del PPC y el acta de diputado en el Parlamento catalán.

Esta es la posición que mantiene oficialmente para no empañar su campaña catalana. Sin embargo, fuentes del PP admiten que los últimos tropiezos del Gobierno alteran este planteamiento. El temor a que el desastre del Prestige se añada a otras causas de desgaste, no pone las cosas fáciles al sucesor de Aznar, sea cual sea.

Así, ante la prioridad de mantener el poder en la Moncloa, fuentes del PP admiten que Piqué trabaja con la tesis de que el PP querrá jugar todas sus bazas, sobre todo en plazas difíciles como Cataluña. Eso permite a Piqué asumir que las generales son cruciales para el PPC.