La moción de censura contra el presidente valenciano, Francisco Camps (PP), ya es una realidad. Ayer, 24 días después de haber anunciado la iniciativa, el líder socialista Joan Ignasi Pla hizo efectiva la propuesta de censura en el registro de las Cortes Valencianas. Pla justificó la adopción de la medida en la necesidad de una "regeneración democrática" que los socialistas juzgan imprescindible ante "los casos de corrupción que afectan al Gobierno valenciano". El texto de la moción se remite a "los sobrecostes descomunales" de "grandes proyectos".

Las consecuencias son, según los socialistas valencianos, "una deuda pública galopante", el "abandono" del tejido industrial y el "retroceso de los servicios públicos".

El sombrío panorama se completa con una "política urbanística devastadora" y el "conflicto interno que vive el PP entre partidarios de Zaplana y seguidores de Camps". Los socialistas saben que la moción no prosperará, ya que el PP tiene mayoría absoluta. Pero entre sus objetivos está el de tensionar al Grupo Popular dando alas a los zaplanistas en un momento de formación de candidaturas para las autonómicas y locales.