La disposición del PNV para abrirse al juego político en Euskadi podría extenderse al Congreso. Así lo admitió ayer el presidente peneuvista, Iñigo Urkullu, al defender la sinceridad de su oferta sobre un acuerdo de estabilidad presupuestaria en el País Vasco, con el Gobierno de Patxi López, y no excluir que su partido pueda hacer otro tanto en Madrid, con el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.

Sin embargo, los socialistas no acaban de ver claras las intenciones del PNV al abrir por sorpresa un baile fuera de programa y combinado con amargas críticas a López y a Zapatero. Por eso, el lendakari admitió ayer sus cautelas ante la propuesta que esperan conocer con más detalle.

López dio por bueno que el PNV decida hacer lo mismo que el PSE cuando estaba en la oposición, esto es, apoyar las cuentas "por responsabilidad con el país". Pero lanzó un aviso al subrayar que los socialistas "no se desdicen" de ninguno de los puntos del acuerdo alcanzado con el PP, y consideró "perfecto" que el PNV se sume al acuerdo.

También el presidente de los populares vascos, Antonio Basagoiti, entró ayer en materia para sembrar dudas sobre las intenciones del PNV y negar que su partido haya interpretado la oferta de Urkullu como amenaza a su condición de "socio preferente" del Ejecutivo socialista.

Durante una entrevista en la televisión pública vasca, desveló que el PNV le ha sugerido en alguna ocasión la posibilidad de llegar a una entente para "derribar" a López.

La dirección del PNV se propone explicar su oferta a todos los partidos y, especialmente al PSE, durante la próxima semana.

SIMBOLO DESTRUIDO Por otra parte, un grupo de desconocidos quemaron la madrugada de ayer la bandera española del recinto de la Casa de Juntas de Gernika (Vizcaya). Se colocó el pasado 23 de abril por orden del Tribunal Supremo y se exhibía junto a otras enseñas. Los pirómanos pintaron en la acera la frase "la nuestra, la ikurriña".