No decepcionaron. Iñigo Urkullu y Juan José Ibarretxe, presidente del PNV y lendakari en funciones respectivamente, encandilaron ayer a sus seguidores con una crítica sin concesiones a los socialistas vascos en vísperas de que el secretario general del PSE, Patxi López, se convierta en próximo lendakari gracias a los votos del PP. Urkullu denunció el "pacto español" cocinado por los constitucionalistas al margen de la "mayoría social" y subrayó que la nueva etapa se cimenta en la "trampa y el engaño". No obstante, pidió tranquilidad a la militancia porque el partido continuará fiel a su compromiso con Euskadi.

Hasta recomendó a los suyos que no se pongan nerviosos cuando vean la bandera española ondear en el palacio de Ajuria Enea --ahora no ondea ninguna enseña-- porque el PNV "respetará" a quien se identifique con la rojigualda. Era una petición de serenidad en el primer gran acto público del PNV desde el 1-M y en una fecha tan señalada para los nacionalistas como el Aberri Eguna (Día de la patria).

Los prolegómenos apuntaban que la arenga sería dura, aunque sin apelaciones al motín, y de hecho es lo que sucedió en la plaza Nueva de Bilbao, donde si algo quisieron dejar claro Urkullu e Ibarretxe ante unos 2.000 militantes y simpatizantes es que el paso del PNV a la oposición no es fruto de la derrota en las urnas, sino de que el PP y el PSOE "han alterado" la realidad.

CONTRA LA BANDA El lendakari lo dijo al iniciar un discurso en el que, como ya estaba previsto, no desveló cuales son sus intenciones respecto a su futuro en el Parlamento vasco. "Esta sociedad sigue siendo mayoritariamente aberzale", sentenció a la vez que pidió a los ciudadanos que "pongan un calificativo" al Gobierno de López en el que no habrá vestigio de la "mayoría social y política de Euskadi".

Y es que Ibarretxe no cuestionó directamente la legitimidad del nuevo Ejecutivo, pero sí su representatividad por dejar fuera al nacionalismo que, dijo, sigue siendo "el líder" del país.

Consciente de que los diarios recogían ya la amenaza directa de ETA al Gobierno de López, el lendakari denunció "las barbaridades" que la banda apunta en sus comunicados y destacó que "no hay nada que haya hecho más daño al pueblo vasco" que ETA. Además, alegó que por la patria "se puede morir, pero no se puede matar".

Fue la única referencia a ETA en todo el acto peneuvista. Urkullu ignoró a la banda, pero no quiso perder la ocasión de rendir un homenaje a Ibarretxe. "Zorionak felicidades lendakari. La sociedad ha dejado claro que eres el lendakari de Euskadi con los 30 escaños del PNV", dijo entre una salva de aplausos, los más prolongados del acto.

El apoyo público de Urkullu al lendakari trató de conjurar las alusiones de sus adversarios a la tensión interna entre los más soberanistas, capitaneados por Ibarretxe, y los más pragmáticos que aglutina Urkullu.

El presidente peneuvista aludió directamente a la cuestión al defender la unidad del partido "por mucho" que les pese a "tertulianos y columnistas". El mensaje de Urkullu trató de restar dramatismo a la pérdida del Gobierno al precisar que el compromiso del PNV con "la patria" no es coyuntural "ni está vinculado al ejercicio del poder".

CARRERA DE FONDO Ibarretxe y Urkullu subrayaron que el PNV continuará trabajando al servicio de Euskadi. El presidente peneuvista destacó incluso que son una fuerza acostumbrada a las "carreras de fondo" y vaticinó que transformarán sus críticas en "energía positiva" para defender el autogobierno.

Urkullu vaticinó ayer que el PSE renunciará a su promesa de buscar el acuerdo para un nuevo Estatuto y se quejó de que apele ahora a la responsabilidad del PNV. Dijo incluso que lo hacen "para tapar sus vergüenzas", pero no renegó de futuras colaboraciones que, en principio y por ahora, parecen alejadas del discurso peneuvista.

El presidente del partido empleó sus últimas palabras en alentar a sus seguidores para que trabajen a fin de que las elecciones europeas les permitan volver a ser la fuerza más votada en Euskadi.