Hasta el último minuto se mantuvo la incógnita. Los votos de PNV y Eusko Alkartasuna (EA) auparon como nuevo diputado general de Alava al peneuvista Xabier Agirre con 16 votos frente a los 15 del popular Javier de Andrés y otros 15 del socialista Txarli Prieto. El tercer partido de la provincia en número de votos se hizo así con la máxima representación durante una movida investidura que, pese a permitir al PNV recuperar el mando de una institución de la que se vio desplazado hace ocho años, puso también en evidencia la falta de solidez de la actual alianza que sostiene al Gobierno tripartito de Juan José Ibarretxe.

Porque si bien es cierto que a la sesión de la Juntas Generales (legislativo territorial) se llegó con todas las posibilidades abiertas, un debate de ocho horas con cuatro candidatos en lid reveló que la entente de PNV, EA y EB falló de nuevo, ya que los seguidores de Javier Madrazo (el referente de IU en Euskadi) respaldaron al candidato socialista. Además, el debate demostró las posibilidades de Acción Nacionalista Vasca (ANV) para que su presencia institucional pueda determinar mayorías, como estuvo a punto de ocurrir cuando ofertó al PNV la posibilidad de salvarle la cara.

No fue necesario. La división entre PP y PSE permitió que el PNV se hiciera con la diputación foral, de modo que, tras lograr los peores resultados en unas elecciones a las juntas forales (parlamentos provinciales), puede presumir de tener los gobierno de Vizcaya, Guipúzcoa y Alava, lo que no sucedía desde 1999.

Tras dos meses de conversaciones entre los partidos, la sesión de investidura se inició rodeada de misterio. Solo el candidato socialista, Txarli Prieto, se mostraba confiado. Según avanzaba la mañana, se puso de relieve que el PSE confiaba en un pacto labrado en principio con EB y Aralar y que, además de confirmarle como alternativa al PNV, iba a demostrar la inconsistencia del Ejecutivo de Ibarretxe.

DESCONCIERTO SOCIALISTA Pero le falló la jugada porque, en una de las sucesivas cabriolas de la jornada, el diputado de Aralar optó por la abstención, tras reconocer el fracaso en su objetivo de propiciar un acuerdo entre PNV y PSE.

Este anuncio sumió a los socialistas en el desconcierto. Prieto apeló a la "generosidad" del PP recordando que en los pasados ocho años fueron los socialistas quienes dieron apoyo a los populares. Y les recalcó que haber sido la primera fuerza, con una diferencia entre los dos de 165 votos, no les daba mayor derecho a dirigir la provincia.

La dirección del PP se mantuvo inflexible y reiteró su oferta de gobierno paritario con el PSE con presidencia popular. A última hora, el PP perdió el Gobierno de Alava, el PSE vio frustrada su expectativa de relevo y el PNV se llevó el gato al agua.