El PNV se reunió ayer en secreto con Batasuna para conocer el mensaje que la formación ilegalizada pretendía transmitir en el congreso del sábado, prohibido por el juez Fernando Grande-Marlaska. Según fuentes peneuvistas, su presidente, Jon Josu Imaz, confirmó a Arnaldo Otegi su rechazo a esta orden judicial, pero le reclamó que este sábado, con o sin asamblea, Batasuna rompa con ETA y condene el terrorismo. Mientras no dé ese paso, el PNV no secundará ningún acto conjunto en favor de la fuerza aberzale, pese a los requerimientos de Otegi.

Justo antes de reunirse con el líder aberzale, Imaz anunció su disposición a celebrar ese encuentro, pero no desveló el lugar ni la fecha. En un siempre complejo equilibrio, su objetivo era hablar en privado con Otegi para expresarle su solidaridad y la exigencia de que condene la violencia, pero sin que las cámaras captaran una imagen que la izquierda aberzale pudiera rentabilizar.

En la conferencia de prensa previa, el líder del PNV se mostró muy crítico con la prohibición de la asamblea de Batasuna, que juzgó propia de un sistema judicial que no ha hecho "la transición" y quiere "dificultar" el proceso de paz. Imaz apoyó la decisión del Gobierno vasco de cumplir la orden judicial y precisó que, si quisiera, Batasuna podría "obstaculizar" este boicot con una posición "clara" en favor de las vías democráticas.

El líder del PP, Mariano Rajoy, denunció que la prohibición del congreso deja "en evidencia" al presidente Zapatero, que a su juicio "no movió ni un músculo" para frustrar el acto aberzale.