Primeras pruebas contra dos de los detenidos por el 11-M. La policía ha hallado huellas dactilares de Jamal Zugam en la furgoneta que los terroristas usaron para trasladar los explosivos hasta la estación de Alcalá de Henares. Los investigadores también han localizado huellas que corresponden a Abderrahim Zbakh y, aunque no concretaron el lugar, algunas versiones apuntan a que aparecieran en la mochila bomba recuperada sin estallar.

Además de las huellas dactilares, los investigadores disponen del testimonio de supervivientes de la masacre que aseguran haber visto a Zugam y Zbakh en los trenes. A Zugam, de 31 años, nacido en Tánger y vecino del barrio madrileño de Lavapiés, donde regentaba un locutorio, le han identificado, como mínimo, dos personas.

FRIAS DECLARACIONES En sus parcas declaraciones, en medio de sus proclamas a Alá, Zugam ha negado cualquier relación con los atentados y ha asegurado ante la policía y ante el juez que, a la hora del atentado, él estaba durmiendo en su casa.

Zbakh, por su parte, es químico de profesión y también negó, durante su fría declaración la madrugada del martes ante el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo, cualquier relación con el atentado. Los investigadores sostiene que Zbakh podría haber utilizado sus conocimientos químicos para preparar la goma-2.

Mientras tanto, la policía continúa realizando detenciones. Agentes de la comisaría central de información realizaron, entre el lunes y el martes, entradas y registros a varios domicilios de ciudadanos árabes en Girona, aseguraron ayer fuentes de la investigación. La operación, según los mismos interlocutores, está vinculada con los atentados de Madrid, aunque no trascendieron detalles de la misma.

TRES HERMANOS Ayer se conocieron las identidades de los cuatro últimos detenidos. Los arrestados el fin de semana son también marroquís: Faisal Alluch, de 33 años, y Zuhier, nacido en Casablanca, y del que sólo ha trascendido su apellido. La mujer detenida es Naima Aulad, nacida en 1969 en Tetuán, y hermana de Farid Aulad Ali, quien la madrugada del martes fue puesto en libertad sin cargos tras ser interrogado por el juez.

Los dos últimos son hermanos de Khalid Aulad Akcha, el cuarto arrestado en la operación policial del fin de semana, aunque éste estaba ingresado en la cárcel de Topas (Salamanca) cumpliendo desde el 2001 una condena de cuatro años por robo y lesiones.

Fuentes penitenciarias explicaron que Aulad ha cumplido parte de su condena en varias cárceles de Madrid y en Palencia, pero no ha pisado ninguna prisión asturiana. Por tanto, no es él el preso marroquí que puso a los terroristas en contacto con el español detenido por venderles los explosivos: José Emilio Suárez Trashorras.

Las pesquisas avanzan a buen ritmo, aunque falta por detener al resto de personas que colocaron las bombas. Fuentes de la investigación dijeron ayer que los terroristas que participaron directamente en los atentados podrían ser ocho. Ayer no se había cursado ninguna orden internacional de búsqueda y captura.

También siguen las investigaciones en Asturias, donde podría ser detenido en breve el propietario de la mina de la que desaparecieron los cerca de 140 kilos de goma-2 eco y los detonadores que se usaron en el ataque y que no denunció el robo.