La policía no tiene suficientes medios para luchar contra el terrorismo islámico. Así lo han reconocido diferentes mandos policiales que admiten que, en estos momentos, sólo unos 40 agentes se ocupan de perseguir este tipo de delincuencia, pero de ellos sólo una docena están especializados en integrismo islámico.

La política antiterrorista del Gobierno de José María Aznar centró todos sus esfuerzos en luchar contra ETA, a pesar de las advertencias de los mandos policiales de que debían destinarse más medios a prevenir y combatir el terrorismo islamista.

La Unidad Central de Inteligencia cuenta con 150 policías especializados en desarticular el entramado etarra. "Son 150 primeros espadas", enfatizan. El trabajo de esos agentes ha llevado a ETA a vivir una de sus peores etapas, hasta el punto de que los expertos policiales prevén que será sólo historia en un par de años.

La situación es completamente distinta frente al terrorismo islamista. Sea en la Policía Nacional o en la Guardia Civil, sólo 40 o 50 agentes persiguen esta delincuencia. Y la mayoría carece de suficiente experiencia, ya que se ha incorporado a esas unidades en el último año, después de que España fuera señalada como objetivo por Osama Bin Laden.

GUETOS DE ARABES Las mismas fuentes explican que tropiezan con otras dificultades. "La sociedad no tiene un concepto de seguridad en mayúsculas", explica un mando policial, que critica la permisividad con que, a su juicio, se aplica la ley de extranjería. "Se han creado guetos de árabes que son muy difíciles de investigar", subraya. Un policía no puede estar más de 10 minutos en un barrio como Lavapiés (Madrid) --donde se han detenido a cinco de los 10 presuntos responsables de la masacre-- sin ser identificado.

No faltan las críticas al actual sistema legislativo. La ley impide a las fuerzas de seguridad realizar detenciones preventivas. "¿Pero qué se puede hacer cuándo localizas a un individuo que sabes que ha estado en Afganistán, sobre el que tienes sospechas, pero que no tiene ninguna reclamación pendiente?", dice un experto en lucha antiterrorista. Y añade: "No se puede hacer nada, porque ningún juez autorizará que le investiguemos".

Por ello, sólo pueden establecer un sigiloso control sobre el sospechoso. Y la vigilancia se complica porque las intervenciones telefónicas no conducen a nada. "Les pillas el teléfono, pero hablan poco y cambian permanentemente de número", explican. Por si fuera poco, el idioma se convierte en otro muro insalvable. Además, apenas hay policías árabes.