Existen muchas pantojas y todas conviven dentro de ese metro y medio de mujer a cuyo espantar de alcachofas nos hemos habituado. Está la Isabel Pantoja que eriza el vello del público que la recibe en el escenario y la I. P. (como la bautizó el Tomate ) que escupe sentencias casi mitológicas. Pero sobre todo existe la Pantoja que ha acercado términos como moción de censura y blanqueo a la prensa.