La elección de la popular Arantza Quiroga como nueva presidenta del Parlamento vasco evidenció ayer el comienzo de una nueva etapa política en Euskadi marcada por el acuerdo entre el PSE y el PP. Los dos partidos, que suman la mayoría absoluta con 25 y 13 diputados respectivamente, mantendrán el control de la mesa del legislativo con tres de los cinco puestos ya que una vicepresidencia y una secretaría quedan en poder de los socialistas, mientras que el PNV logró asegurarse los restantes con el voto de sus 30 parlamentarios.

La constitución de la Cámara puso en marcha la novena legislatura y los plazos que posibilitarán la elección de Patxi López como nuevo lendakari la primera semana de mayo. Y es que pese a que Juan José Ibarretxe ha confirmado que optará a la investidura en liza con López, los 38 votos del tándem PSE-PP harán imposible su victoria, como ayer fue imposible la de la hasta ahora presidenta del Parlamento, Izaskun Bilbao, que tuvo el apoyo de 36 diputados (PNV, EA, EB y Aralar) mientras que el representante del partido de Rosa Díez (UPD) votó en blanco.

ESTRENO EN EUSKERA Quiroga ha llegado a la presidencia rodeada de polémica por su limitación lingüística, ya que se ha convertido en la primera jefa de la Cámara que no es bilingüe. Sin embargo, sus primeras palabras en el hemiciclo fueron en un euskera de cierta calidad, que revelaron un conocimiento que se ha comprometido a reforzar.

Además, no fue esa la única polémica que quiso desactivar. En su breve discurso intentó dejar claro que una cosa son sus convicciones religiosas --se ha reconocido próxima al Opus Dei y contraria al uso del condón-- y otra que estas interfieran en su labor al frente de la Cámara.

Vicesecretaria del PP vasco hasta ahora, confirmó su intención de convertirse en la "presidenta de todos", recordó a las víctimas del terrorismo, dijo que tendrá a Bilbao "como referente" del buen hacer en la Cámara y se felicitó de que, "por primera vez", el legislativo vasco es "plenamente democrático", en alusión a la ausencia de miembros de la izquierda aberzale, que, tras 29 años de vida parlamentaria, no tienen representación.

CRITICA NACIONALISTA Nadie en el exterior de la Cámara protestó por esa ausencia. Los herederos de Batasuna, que atraviesan sus horas más bajas, evitaron la movilización. Por contra, los representantes de las fuerzas del nacionalismo democrático como EA y PNV sí denunciaron de nuevo la "exclusión" de un sector social.

El más gráfico fue el portavoz peneuvista, Joseba Egibar, que hizo suyas las palabras del presidente de Navarra, Miguel Sanz (UPN), quien, en una reciente intervención en Madrid, declaró que los constitucionalistas llegan al poder en Euskadi "no por un cambio sociológico en el país, sino por una decisión judicial".

Egibar dijo que la elección de Quiroga representa el primer paso de "toda una maquinaria de Estado" que se pone en marcha y que implica el acuerdo de PSOE y PP para hacer de Euskadi una excepción en su enfrentamiento porque conviene a su estrategia de españolizar Euskadi.

Los nacionalistas y EB coincidieron en señalar que la legislatura ha empezado con mal pie. Criticaron el carácter "frentista" que se anuncia como marca del cambio, pero también dejaron ver sus diferencias cuando Aralar censuró al PNV por no cederles un puesto en la Mesa.