Como era de prever, los populares aseguraban ayer estar "satisfechos" con los resultados del 1-N a pesar de haber perdido un escaño en el Parlamento catalán. Pero fuera de la consabidas expresiones de satisfacción, en el PP aguardan que se resuelva la formación del nuevo Govern para preparar sus estrategias de futuro. La reedición del tripartito, admiten fuentes de la dirección, "es la primera opción" y permitiría a los conservadores realizar "una oposición dura" tanto en Cataluña como en Madrid. Se trata de poder seguir diciendo que José Luis Rodríguez Zapatero "ha tropezado dos veces con la misma piedra porque no ha aprendido la lección" y "sigue estando en manos de radicales".

PRECIO MUY ALTO Ante la tesis de que la decisión de diseñar la nueva Generalitat está realmente en manos del presidente del Gobierno y no tanto en las de José Montilla, en el PP recuerdan que el PSC pagaría un precio muy alto si Zapatero hiciera y deshiciera en función de sus intereses estatales. "Se olvidan de que el PSC no es como el partido socialista de Castilla-La Mancha", dijo un diputado conservador.

Los populares reconocen que la "coherencia" sería una cualidad que adornaría a una posible alianza nacionalista entre CiU y ERC. Pero temen que ese acuerdo lleve a la federación que lidera Artur Mas hacia postulados más radicales de la mano de Josep Lluís Carod-Rovira. Esa deriva cerraría una puerta que el PP quiere dejar abierta por si en el futuro pudiera reeditarse un acuerdo como el que llevó a José María Aznar a la Moncloa en el año 1996. La posibilidad de que se haga realidad la sociovergencia tampoco convence a los populares. Y es que no se olvidan de que fue CiU quien proporcionó a Aznar la estabilidad necesaria como para conducirle hasta la mayoría absoluta en el 2000. Un rédito que también podría obtener el Gobierno de Zapatero y que dejaría al PP más lejos de volver a la Moncloa.