Las convenciones nacionales del PP acostumbran a ser una gran sesión de autoayuda en las que Mariano Rajoy (presidente del PP desde hace 14 años) espolea a los dirigentes del partido para defender su ideario y vender sus logros políticos y económicos. En la que se celebra en Sevilla, los problemas de credibilidad de Cristina Cifuentes y la decisión de la justicia alemana de no entregar a Carles Puigdemont por el delito de rebelión han alterado los planes y el jefe del Ejecutivo ha tenido menos tiempo del deseado para animar a sus compañeros de filas ante la otra gran preocupación que les quita el sueño: Albert Rivera y el auge de Ciudadanos. De hecho, este cónclave fue diseñado en Navidad, en plena resaca por el nefasto resultado que obtuvieron los de la gaviota en las elecciones catalanas, donde los naranjas exhibieron músculo electoral y confirmaron que se erigían en serios competidores en el terreno del centro-derecha. Para disgusto de Rajoy y los suyos.

Los conservadores siguen en la difícil tarea de marcar distancias con Cs pese a que los necesitan para aprobar los Presupuestos Generales del Estado y también para mantener a Cifuentes en el Gobierno de Madrid. Vaya paradoja. Se había trabajado durante meses en los despachos de Génova para preparar un macroevento en el que brear a Rivera y ensalzar el liderazgo de Rajoy (ahora que de nuevo se habla tanto de su sucesión). Y el resultado ha sido una cita donde todo gira en torno a la crisis de Cifuentes y su máster y la capacidad que tiene el jefe de Ciudadanos, de quien depende en realidad el Ejecutivo madrileño en minoría, de tumbar a la presidenta regional, cuya capacidad para convencer está más que minada. Y eso que, por ahora, retiene el apoyo de su partido, que está haciendo un esfuerzo para seguir hablando públicamente de «confianza».

Pese a todo, Rajoy quiso ceñirse a un aquí se viene a lo que se viene y dio ejemplo. Intentó hacer esa delicada labor de criticar a Ciudadanos de forma contundente, pero sin citarlos. El jefe del Gobierno aseguró que el PP está «fuerte» y «en forma» para las elecciones municipales, autonómicas y europeas de 2019 y que demostrarán que los sondeos se han vuelto a equivocar con Ciudadanos. «Se van a quedar con un palmo de narices como siempre y volveremos a ganar», dijo.

Rajoy participó en un acto de Nuevas Generaciones del PP y dedicó parte de su intervención a comparar su partido con los naranjas, de los que destacó que no cuentan con una implantación territorial como la de su PP, y que tampoco tiene experiencia de gobierno y no ha demostrado todavía si sabe o no tomar decisiones.

«Algunos creen que todo se arregla con un discurso o con un tuit», añadió. También afeó el afán de Rivera de arrogarse triunfos (parece que «con ellos empieza el mundo») y le aconsejó que se tome «en serio» al PP. «A pesar de lo que digan algunos, este partido ha ganado todas las elecciones que se han celebrado en España en los últimos tiempos (...) Y vamos a ganar aunque le pese a algunos las municipales y las autonómicas del año que viene y también las generales», agregó.