Domingo primaveral en un rincón de Europa. Más de un millar de personas de un barrio obrero, distribuidas en mesas alargadas, comen salchichas de gran tamaño y beben cerveza, entre otros refrescos. Asisten a un mitin electoral en plena crisis económica, con 22.000 parados en una ciudad de 210.000 habitantes. Suena el himno del partido y los asistentes saludan entusiasmados la entrada en la plaza de sus líderes. En los discursos se dice que no hay "trabajo para todos" y se culpa de la situación a los partidos de la izquierda. Los oradores hablan de recuperar el orgullo perdido y prometen "más presión policial" y expulsar "a los que han venido a robar y aprovecharse de las ayudas sociales".

Pese a que no hubiera sido la primera vez, todo esto no pasó ayer en el municipio bávaro de Rosenheim. Ocurrió en Badalona (Barcelona), donde el PPC organizó uno de sus actos más multitudinarios de esta campaña en apoyo a Xavier García Albiol, firme candidato, según las encuestas, a convertirse en alcalde de esta ciudad catalana.

Albiol, que estuvo acompañado por la presidenta del partido en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, centró su discurso en la inmigración y la delincuencia. "A los que han venido a delinquir, a hacer la vida imposible a los vecinos y aprovecharse de las ayudas sociales. A esos, no los quiero en Badalona", clamó.

"Llamar a la policía y que no venga o no tener plaza en la guardería porque se la han dado al último que ha llegado no es un problema de ideologías o de debate político, sino de gestión de ciudad", dijo el candidato. "Qué poco inteligentes son los que me acusan de xenófobo. Criticar que el ayuntamiento invierta el dinero de todos en proyectos para cuyas obras se contrata primero a extranjeros no es xenofobia, es supervivencia", sentenció Albiol.