El PP lleva una buena semana. El lunes se levantó con la resaca del triunfo en Galicia; el martes celebró un comité ejecutivo de exaltación del liderazgo de Mariano Rajoy; y ayer, la fiscalía dio un tirón de orejas al juez Baltasar Garzón, actual bestia negra del partido. La dirección popular considera que la Fiscalía Anticorrupción "ha desautorizado" a Garzón al advertirle por escrito de que el sumario sobre la trama de corrupción no aprecia indicios suficientes contra diputados, senadores o europarlamentarios del PP para remitirlo al Tribunal Supremo.

"No deja de ser sorprendente que, tras las filtraciones continuas que se están produciendo de este tema, conozcamos, con este alargamiento del proceso que lleva el juez Garzón, este escrito de la fiscalía. Vamos a ver lo que opina Garzón y si actúa en consecuencia", afirmó la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, en el programa 59 segundos de TVE.

Ayer, también abordó este asunto el líder de los populares, Mariano Rajoy. Lo hizo desde Sevilla y minutos antes de conocer que la Fiscalía Anticorrupción instaba a Garzón a dejar el caso en manos de los tribunales superiores de justicia de las comunidades madrileña y valenciana. Rajoy exigió al juez que se inhiba de una vez. "Es hora de que se cumpla la ley. Si el fiscal ha pedido al juez que se inhiba a favor de otros tribunales, parece razonable que lo haga y que conozcamos el sumario, porque hay gente que está en indefensión", aseguró. Garzón respondió que había nuevos indicios contra parlamentarios nacionales. Entre ellos, el tesorero del PP, el senador Luis Bárcenas.

RESPONSABILIDADES Ante la junta del PP andaluz, Rajoy se quejó de nuevo de que la citada investigación se haya "radiado y televisado a todas horas". Y exigió responsabilidades por ello. Rajoy esgrimió la presunción de inocencia, aunque advirtió de que, "si se demuestra que estas personas hicieron lo que no tenían que hacer, el PP actuará como todo el mundo quiere".