El Gobierno lo ve como un contratiempo, pero la oposición considera que es todo un triunfo. En todo caso, y teniendo en cuenta que los presupuestos son una ley fundamental para cualquier Ejecutivo, el de José Luis Rodríguez Zapatero, ayer, sufrió un importante revés. Una alianza entre CiU, PP, ERC, Coalición Canaria y Eusko Alkartasuna (135 votos, cinco más de los necesarios) rechazó en el Senado las cuentas aprobadas por el Congreso el pasado octubre. Entonces, Zapatero salvó por nueve votos el primer trámite de los presupuestos. Ahora, las cuentas deberán volver a la Cámara baja y allí los socialistas confían en que no tendrán problemas para obtener la mayoría absoluta (176 votos) que necesitan para ratificar las cifras del año que viene.

OPCION IMPROBABLE De no ser así, el Gobierno se vería obligado a prorrogar los presupuestos del 2007. Pero esta es una opción que ni tan solo contempla, porque con los apoyos del PNV, el BNG, la Chunta Aragonesista y dos diputados del Grupo Mixto ya suma los votos necesarios. La vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, se mostró ayer "convencida" de que las cuentas saldrán adelante y recordó que no es la primera vez que el Gobierno se enfrenta a esta situación. Ya le ocurrió en el 2004 con sus primeros presupuestos. Era la primera vez que pasaba en democracia, y entonces fue el BNG quien impulsó el rechazo con apoyo de CiU, PP y PNV. De vuelta en el Congreso, el Gobierno consiguió la mayoría suficiente para aprobarlos.

En esta ocasión, el detonante ha sido el veto de CiU a las cuentas del Ministerio de la Vivienda, que dirige Carme Chacón.

Los nacionalistas catalanes argumentaron que el llamado plan Chacón no respeta las competencias autonómicas. Fuentes de CiU aseguraron que su voluntad era la de poder llegar a un acuerdo con los socialistas, pero que las compensaciones que ofrecía el PSOE eran ínfimas. Los nacionalistas sospechan que, en clave electoral, al Gobierno le interesa desmarcarse de CiU. La prueba de que la relación entre los nacionalistas y el Gobierno pasa horas más que bajas es que ayer dos de sus interlocutores más moderados se enzarzaron en una agrio intercambio de reproches. El vicepresidente económico, Pedro Solbes, acusó a CiU de no defender los intereses de los ciudadanos y la airada respuesta se la dio el jefe de filas de los nacionalistas en Madrid, Josep Antoni Duran, que acusó a Solbes de demagógico y de negarse a aumentar el presupuesto para Cataluña.

Por su parte, el PP, a pesar de que su discurso se base en la necesidad de frenar las aspiraciones nacionalistas, ayer olvidó las consignas de unidad patriótica e hizo suyos los argumentos de los nacionalistas. El senador popular José Manuel García Ballestero aseguró que Vivienda no respeta las competencias de "todas y cada una de las comunidades que conforman la nación española".

LAS DIFICULTADES DE ERC Aunque pueda parecer paradójico, Esquerra apoyó el veto de CiU y al mismo tiempo dedicó buena parte de sus críticas a la federación nacionalista. ERC quería negociar enmiendas con el PSOE y por eso, el portavoz republicano en el Senado, Carles Bonet, acusó a CiU de actuar de manera "irresponsable". Pero lo dijo después de haberse desmarcado de sus socios de la Entesa --PSC e Iniciativa-- y haber apoyado la propuesta de veto por "coherencia", ya que su grupo votó en contra de los presupuestos en el Congreso. Pese a todo, Bonet aseguró que su partido "no está alegre". El día 20, los presupuestos volverán al Congreso. Será la hora del desenlace.