En tan solo 24 horas, el estado del enfermo español, aquejado de una crisis económica, se ha agravado, según el PP. El diagnóstico conservador ha hecho que el país pase de la UVI al quirófano en un tiempo récord.

Al menos es lo que se desprende de las declaraciones realizadas por los máximos responsables del partido durante el fin de semana. El sábado, el líder, Mariano Rajoy, afirmó que España se encontraba "en libertad vigilada". Ayer, su número dos, María Dolores de Cospedal, elevó la gravedad de la situación y habló de "país intervenido".

Al calificativo le añadió el enésimo ataque a José Luis Rodríguez Zapatero, a quien acusó de haber dilapidado "la reputación que tenía España" y haberla cambiado "por el desprestigio".

Rajoy y Cospedal tampoco coincidieron a la hora de enjuiciar si Zapatero ocultó la verdadera dimensión de la crisis. El líder del PP le emplazó el sábado a "extraer lecciones de los errores" cometidos por Grecia y Hungría. "No se puede ocultar nunca la realidad y hay que decir la verdad por dura que sea", reprochó Rajoy. En cambio, Cospedal aseguró ayer que el problema es que el jefe del Ejecutivo "se ha enterado hace poco" del alcance de la crisis económica, y que, mientras tanto, ha llevado a cabo "una política irresponsable de derroche que ha hecho que la deuda pública se desate".

ALTERNATIVA A LOS SINDICATOS

Durante su intervención en la clausura de la escuela de verano del PP catalán, en Coma-Ruga (Tarragona), Cospedal erigió a los populares, no solo como alternativa del PSOE, sino también de los sindicatos. "Si no hay sindicatos que sepan defender el derecho de los trabajadores, que estos estén tranquilos, que aquí está el PP para defenderles", proclamó ante unos 250 militantes.

De manera específica, la secretaria general del PP se dirigió a los pensionistas, a quienes garantizó que su partido "no tocará" las pensiones en caso de regresar a la Moncloa. Y de nuevo evidenció la estrategia de los conservadores de cortejar a los votantes socialistas "traicionados" por Zapatero con el tijeretazo. "Desde el PP nunca vamos a engañarles", les dijo en lo que definió como un mensaje de "tranquilidad". Paradójicamente, mientras en España el PP persigue al simpatizante desencantado del PSOE, en Cataluña explora el yacimiento de CiU, con la coartada del miedo al independentismo.

En el mismo acto, la candidata popular a la Generalitat, Alicia Sánchez-Camacho, presentó a su partido como la única alternativa frente al secesionismo. A falta de que CiU responda a la mano tendida por ERC para colaborar tras las elecciones de otoño, Sánchez-Camacho tachó de "hipócrita" que los convergentes exhiban sentido de Estado en Madrid y flirteen con los republicanos en Cataluña.