Los 2.540 compromisarios electos del PP que acudirán al congreso nacional que se celebrará en Valencia a finales de junio comenzarán a designarse hoy y mañana en asambleas provinciales en toda España. El pistoletazo de salida del proceso congresual llega en medio de turbulencias en las filas conservadoras, con Mariano Rajoy como único candidato propuesto, pero con la sombra de Esperanza Aguirre, quien sigue valorando si tiene apoyos suficientes para disputarle el liderazgo con garantías.

El reciente cruce de acusaciones entre dirigentes andaluces y madrileños puede tener su origen, precisamente, en la distribución territorial de estos compromisarios. Andalucía es la comunidad que más delegados tendrá en el cónclave (436) y queda a muy larga distancia de Madrid (208), autonomía que también se ve superada en compromisarios por Galicia (290), la Comunidad Valenciana (286) y Castilla y León (272).

Las tiranteces regionales se evidenciaron, además, la pasada semana por culpa del agua. A la dirección del partido le pilló con el pie cambiado la amenaza de los presidentes valenciano, Francisco Camps, y murciano, Ramón Luis Valcárcel, de llevar al Tribunal Constitucional el minitrasvase del Ebro a Barcelona.

MAS APOYOS AL PRESIDENTE En este contexto, el encendido discurso de Rajoy del sábado, con alusiones a Aguirre, no parece que haya cambiado mucho las opiniones en las filas populares, que mayoritariamente siguen apoyando al actual líder. El secretario de relaciones internacionales, Jorge Moragas, se alineó ayer con Rajoy al defender que ninguna empresa de comunicación, "por muy poderosa que sea", tome parte en las decisiones del partido en el congreso.

Otras dos líderes regionales se dejaron oír. La presidenta del PP vasco, María San Gil, confió en que el cónclave de Valencia sea "abierto" y recordó que "el que quiera tiene capacidad, espacio y tiempo para presentarse" a liderar el partido, aunque expresó su total respaldo a Rajoy.

Menos plausible parece la propuesta de la presidenta del PP balear, Rosa Estaràs, quien trató de serenar las revueltas aguas internas animando a Rajoy y Aguirre a aunar esfuerzos y presentarse al congreso en la misma candidatura, con el objetivo de impulsar un proyecto de futuro "ilusionante" que incluya "todas las sensibilidades que conviven en el partido".