La oferta del PP de repetir las elecciones en Madrid tiene fecha de caducidad: el 20 de junio. El secretario general del Grupo Popular en la Asamblea madrileña, Francisco Granado, anunció ayer que la candidata de su partido, Esperanza Aguirre, optará a la investidura como presidenta autonómica si antes de una semana el PSOE no acepta su propuesta de forzar otras elecciones o recobra la mayoría parlamentaria con la renuncia al escaño de sus dos desertores: Emilio Tamayo y Teresa Sáez.

CON PERMISO DE LA DIRECCION

Este ultimátum al socialista Rafael Simancas, bendecido por la dirección nacional del PP, fue acordado ayer por Aguirre en una reunión en la que participaron otros tres diputados autonómicos del partido: Luis Eduardo Cortés, Juan José Güemes y el propio Granado. El argumento esgrimido por el PP es que "la actual situación de bloqueo institucional en Madrid no se puede mantener indefinidamente", según declaró a este diario el secretario general del Grupo Popular.

Granado aún mantiene, como hiciera el jueves Aguirre, que "la mejor solución" es convocar a los madrileños a las urnas para resolver el caos político desatado por la traición de dos diputados del PSOE. Pero también recuerda que el PP, la fuerza más votada el 25 de mayo en Madrid, tiene 55 parlamentarios en la Asamblea y "la legitimidad suficiente" para presentar a su candidata a una sesión de investidura. De no alcanzar la presidencia ni Aguirre ni Simancas, la nueva cita electoral estaría servida. La dirigente del PP sólo será investida si los desertores del PSOE se abstienen o si, en una segunda votación, no han jurado sus cargos.

ELECCIONES EN EL 2004

Fuentes populares precisan, en todo caso, que de superar la investidura, Aguirre deberá decidir si intenta gobernar en precario toda la legislatura o si convoca unas nuevas elecciones a principios del 2004, al tiempo que las generales.

Aunque la fecha límite para celebrar la primera sesión de investidura es el 27 de junio, el PP cree que Simancas intenta ganar tiempo para lograr que Tamayo y Sáez entreguen sus actas de diputados, lo que restituiría al PSOE e IU la mayoría parlamentaria perdida. Al reclamar al PSOE una rápida respuesta a su oferta de repetir los comicios, los populares pretenden limitar el margen de maniobra de Simancas y de este modo forzarle a tirar la toalla.

"ALGUIEN DEBERIA DIMITIR"

Esperanza Aguirre incluso advirtió ayer de que, si los diputados díscolos devolviesen sus escaños, el PSOE carecería de legitimidad para gobernar, pues "estaría bajo sospecha".

A su juicio, si los socialistas achacan la fuga de estos dos parlamentarios a "motivaciones ilícitas", si volvieran al redil "es lógico pensar que sus motivaciones también serían ilícitas".

Ayer el vicepresidente Mariano Rajoy echó más leña al fuego al reclamar, sin citar su nombre, la dimisión del secretario de organización del PSOE, José Blanco, por haber incluido en las listas socialistas a los dos traidores: "Si conocían sus antecendentes, alguien debería dimitir".