Aunque los partidos afectados estén echando balones fuera, el PP ha reconocido abiertamente que los 10 votos a favor que ayer aseguraron el reparto de las vicepresidencias de la Mesa del Congreso para Ciudadanos y el PP llegaron de diputados de CDC, PNV y Coalición Canaria (CC). El portavoz del grupo popular en la Cámara baja, Rafael Hernando, ha reconocido en una entrevista en la Cope que gracias a esos apoyos su partido ha demostrado que no está “aislado”.

“Se trata de un acuerdo puntual que ha servido para garantizar que el acuerdo entre Ciudadanos y PP no se frustrara”, ha explicado ante los micrófonos con una claridad que todavía no han demostrado los partidos de la oposición. “El PSOE se ha dado cuenta de que el PP puede iniciar una legislatura sin estar aislado”, ha continuado.

Posteriormente, y a través de su cuenta de Twitter, Hernando ha afirmado que es partidario de que CDC tenga grupo propio en el Congreso, un objetivo en el que los nacionalistas con Francesc Homs a la cabeza llevan días trabajándose.

Quizá relacionado con el acuerdo "puntual", Andrea Levy, vicesecretaria de Estudios y Programas del PP ha defendido esta mañana en entrevista a RNE un grupo parlamentario propio para Convergència en el Congreso. Esgrimiendo la "cortesía parlamentaria", la dirigente ha recordado que existen precedentes anteriores y que se trata de "unas décimas porcentuales".

RIVERA TAMPOCO SE DA POR ENTERADO

Esos 10 votos afirmativos (que se emitieron de forma secreta en una papeleta, no a mano alzada) aseguraron que José Ignacio Prendes,de Ciudadanos, y Rosa Romero, del PP, lograran la primera y la tercera vicepresidencia, respectivamente. Albert Rivera no ha querido dar por hecho que algunos de los 96 respaldos de Prendes pudieran llegar de manos nacionalistas o independentistas, con los que se niega a dialogar. Rivera sostiene que el pacto que él alcanzó con el PP consistía en que los populares le cedían 64 apoyos y que él nunca podrá saber (porque el voto es secreto) si no llegaron de manos de los conservadores.