Fue un diálogo de sordos... Pero, eso sí, muy cordial. La amigable relación personal que mantienen Eduardo Zaplana (PP) y Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE) no parece resentirse con dos horas de debate inútil sobre la reforma estatutaria catalana. Ambos portavoces repasaron en la mañana de ayer el texto acordado por el PSOE con las fuerzas políticas catalanas, y salieron sin mover un ápice sus posiciones políticas. Zaplana llegó a asegurar que el Estatuto pactado es "más inconstitucional" que el salido del Parlamento catalán. Rubalcaba le retó sin éxito a concretar en qué artículos detecta esa inconstitucionalidad, e incluso ofreció cambiarlos si esa ilegalidad se demuestra.

El portavoz socialista presentó esa oferta al PP porque está seguro de que el texto acordado con CiU, PSC e ICV es "impecable" y "se ajusta escrupulosamente a la Constitución y al interés general". Y aseguró que contaba con el plácet de CiU para variar algún artículo si se prueba que conculca la Carta Magna. Rubalcaba trató en vano de que Zaplana le adelantara qué votará el PP al artículo 1, que define Cataluña "exactamente en los mismos términos que el Estatuto vigente". Tampoco logró saber qué harán con los derechos y deberes o con la financiación.

Zaplana rechazó cualquier "posibilidad de acercamiento" de su partido al texto ante "la magnitud de las diferencias". Y proclamó que el Estatuto acordado "unilateralmente (sic) por el PSOE y los nacionalistas " es, en algunos aspectos, "más inconstitucional" que el aprobado por el Parlamento autonómico.

AVISO DE MARAGALL La comisión constitucional rechazó la propuesta del PP de celebrar comparecencias de 32 expertos antes de la creación de la ponencia.

Mientras, el presidente catalán, Pasqual Maragall, avisó a sus socios de ERC de que peligra la continuidad del tripartito si no apoyan el Estatuto y les exigió "madurez".