La prisión incondicional para los siete miembros del Equipo de Respuesta Táctica (ERT) y el nuevo desafío del Parlament han obligado a los partidos a adelantar sus estrategias ante la sentencia del procés y la etapa de alta tensión política que se prevé en Cataluña. Todo ello, además, en plena precampaña de las elecciones generales del 10-N.

En los partidos de la derecha, uno de cuyos ejes principales es la firme defensa de la unidad de España, habrá variaciones respecto a hace apenas ocho meses, cuando se enfrentaron en los anteriores comicios. Especialmente en el PP. El presidente de los conservadores, Pablo Casado, ya ha empezado a trasladar al asunto catalán la templanza que está aplicando al resto de su discurso.

El informe de expertos que recibió en abril, y después del cual decidió moderar su tono, se realizó después de semanas en las que el dirigente insultó a Pedro Sánchez («felón», «traidor») y le llegó a acusar de preferir «las manos manchadas de sangre a las manos pintadas de blanco», en referencia al apoyo de Bildu en los decretos sociales del PSOE y las manifestaciones contra el asesinato de Miguel Ángel Blanco.

Ahora, afirman fuentes de la dirección del PP, Casado quiere tener una posición de «hombre de Estado» y ser «cauto» y «razonable». Se va a olvidar de pedir constantemente la aplicación del 155, «si la situación no descarrila».

RECURRIR AL CONSTITUCIONAL / Esta semana, después de la jornada en la que el Parlament aprobó resoluciones en las que defendió el derecho de autodeterminación y pidió la expulsión de la Guardia Civil en Cataluña, los populares salieron reclamando que el Gobierno central, como este ya había anunciado, las recurriera ante el Tribunal Constitucional, pero al mismo tiempo descartaron reclamar la intervención de la Generalitat.

Esta posición es la misma que mantiene en esta nueva etapa Alejandro Fernández, presidente de los populares catalanes. El viernes, en la emisora Onda Madrid, horas después de la tumultuosa sesión en la Cámara catalana, Fernández afirmó que él prefiere un «estilo político diferente [al de Carlos Carrizosa]», portavoz de los naranjas en la Cámara, y propuso una vez más presentar una moción de censura a Quim Torra. El líder del PPC dijo que prefería eso a ponerse a «gritar» o a «empujar» a sus «adversarios políticos».

Casado, que mañana traslada a Barcelona la reunión del comité de dirección, como avanzó este diario el viernes, ha visto cómo su cambio de estilo está recogiendo frutos en las encuestas. Fernández celebra que los sondeos les den «dos o tres escaños» en el Congreso por las listas de Cataluña y «hasta siete y ocho» en unas hipotéticas elecciones al Parlament. En estos momentos disponen de uno y cuatro, respectivamente.

Ciudadanos seguirá pivotando sobre el antinacionalismo catalán, una idea fuerza del partido naranja. Esta misma semana, el miércoles, Rivera visitó Vic, con Inés Arrimadas, para mostrar su apoyo a la Guardia Civil a riesgo de difuminar la labor de oposición que en ese momento desarrollaban sus compañeros en el Parlament. El gesto no cayó bien en el partido en Cataluña, según admitieron fuentes de la dirección en Madrid, y van a tratar de dar mayor visibilidad a la labor de Carrizosa y el grupo parlamentario en las próximas semanas.

LA APLICACIÓN DEL 155 / El diputado catalán, en conversación con este diario, defiende la aplicación inmediata del 155 por considerar que, tras las nuevas resoluciones del Parlament, el Estado debe responder y no dar oportunidad a que «se avance más» sobre todo a pocos días de que la sentencia del procés se haga pública. Carrizosa cree que los «bandazos» en la estrategia del PP demuestran que responden más a «esos informes y al márketing político» que al real interés de los ciudadanos.

Vox, que ejerce la acusación popular en el juicio contra los dirigentes procesados por el 1-O, seguirá con la unidad de España como principal objetivo de su existencia. El domingo, día 6, jaleará a sus seguidores en un nuevo acto en el Palacio de Vistalegre de Madrid, donde aspira a reunir a 12.500 personas y reeditar la que fue su primera gran muestra de fuerza el 8 de octubre del pasado año. Entonces lograron reunir a más de 9.000 simpatizantes.

Las encuestas, como a Ciudadanos, también les dan un resultado a la baja, aunque un dirigente de la dirección consultado cree que el fallo del Supremo «volverá a colocar a Vox bajo los focos» y el «eje unidad contra ruptura» jugará a su favor.