El diputado de ERC en el Congreso Joan Tardà se ha convertido en el protagonista del 30º aniversario de la Constitución, sobre todo para la derecha política y mediática.

Su última salida de tono, cuando el sábado durante un acto de las juventudes proclamó "visca la República y mori el Borbó!" ("¡viva la República y muera el Borbón!"), le ha puesto en el punto de mira del PP, que le reclama que abandone el escaño. Tardà ayer se disculpó a su manera. Aseguró que pretendía criticar a la monarquía como institución, y no "a una persona física" y añadió que nunca ha "deseado la muerte de nadie".

CORRUPTO Tanto ERC como este diputado insistieron en que su expresión debe contextualizarse en la historia y que este era una frase que se "gritaba" durante la guerra de Secesión (siglo XVIII) en contra del primer rey de la dinastía borbónica, Felipe V. Además, Tardà en su discurso aprovechó para acusar al Tribunal Constitucional de ser "corrupto".

El secretario de comunicación e imagen de ERC, Ignasi Llorente, remarcó que la proclama de Tardà se ha sacado de contexto, aunque también reconoció que el diputado republicano "se dejó llevar".

El escenario en el que protagonizó sus polémicas declaraciones era un acto simbólico de "entierro de la Constitución".

El secretario general del PP en el Congreso, José Luis Ayllón, defendió que un diputado no puede hacer ese tipo de declaraciones, "y si las hace debería dejar de ser miembro de esta Cámara", añadió.

El jefe de filas del PP en el ayuntamiento barcelonés, Alberto Fernández Díaz, fue más contundente y pidió a la Fiscalía que investigue su actuación.

Entre las reacciones más severas destacó la del presidente del Senado, Javier Rojo (PSOE), quien lamentó la actitud de Tardà: "Como representantes políticos, tenemos que tener responsabilidad en lo que decimos y en nuestros actos, porque representamos al conjunto de la sociedad española, y lo que decimos no cae en saco roto".

Más comprensivo se mostró el presidente del Congreso, José Bono, que disculpó a Tardà aunque indicó que el carácter "primario" del republicano no debe llevarle a faltar el respeto al Rey.