El leve acercamiento en materia antiterrorista que escenificaron José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy en la Moncloa el 11 de junio pasado afronta su primera prueba de fuego. El motivo: las informaciones del diario Gara sobre supuestas reuniones entre el PSOE y de ETA tras el atentado en el aeropuerto de Barajas (Madrid). El PP exhortó ayer al presidente del Gobierno la última revelación del diario aberzale, publicada en su edición de ayer, según la cual la banda prometió desmantelar sus estructuras en un plan de nueve puntos que presentó a enviados socialistas a comienzos de mayo.

El portavoz socialista en el Congreso, Diego López Garrido, aseguró que el Ejecutivo no ha alcanzado "ningún acuerdo" con ETA y "jamás se va a aceptar un acuerdo con una banda de delincuentes". López Garrido sostuvo que las informaciones proceden del "entorno del terrorismo" y, por lo tanto, no se deben "amplificar" ni se les debe dar "pábulo", como "desgraciadamente hacen otros", en referencia al PP.

Desde el PP, su secretario de comunicación, Gabriel Elorriaga, afirmó que su partido no otorga "ni más ni menos credibilidad" a las noticias de Gara , pero consideró "imprescindible" que Zapatero ofrezca una explicación "clara, completa y contundente" sobre los supuestos encuentros.

LIO POSTELECTORAL El PNV entró también en la polémica. Su portavoz, Iñigo Urkullu, dijo que el PSOE "pudo caer en la trampa de ETA" al mezclar en sus conversaciones con la banda el desarme con cuestiones políticas.

Urkullu también habló de las tensas relaciones del tripartito vasco provocadas por los pactos tras el 27-M. El PNV, afirmó, se considera libre para decidir la política de alianzas tras el comportamiento desleal de sus socios (Eusko Alkartasuna y Ezker Batua), pero recalcó que el tripartito de Juan José Ibarretxe "está a salvo", porque cuenta con un "proyecto político".