Los dos grandes partidos españoles ratificaron ayer su rotundo rechazo al plan Ibarretxe, pero con matices y por separado. Los secretarios generales del PP, Mariano Rajoy, y del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, exigieron a Juan José Ibarretxe la retirada del proyecto soberanista que presentó el viernes en el Parlamento vasco. Pero Rajoy y Zapatero discreparon sobre cómo neutralizar la ofensiva del PNV, ante la que no articularán un frente común.

La escenografía escogida por cada candidato a la Moncloa para responder al plan Ibarretxe refleja por sí misma sus enfoques dispares sobre el conflicto vasco. Rajoy convocó a la prensa lejos de Euskadi, en la madrileña sede nacional del PP, mientras que Zapatero viajó a Vitoria para homenajear al recientemente fallecido Mario Onaindia, antiguo miembro de ETA cuyo sentimiento vasquista le llevó a las filas del Partido Socialista de Euskadi (PSE-PSOE).

"QUIEBRA SOCIAL"

El dirigente popular apuntó que "no es posible" dialogar con Ibarretxe porque, al sustituir el Estatuto vasco por un plan de "libre asociación", pretende "romper unilateralmente el pacto político por la convivencia" suscrito por Euskadi. Un proyecto que, según Rajoy, "expulsa a muchísimos sectores y a miles de vascos", entraña "riesgos de quiebra social y peligro económico" y "olvida" que el gran reto del País Vasco es "acabar con ETA".

Rajoy instó a Ibarretxe a "respetar lo pactado", y garantizó que el PP votará siempre "a favor del Estatuto", de modo que, aparte de recurrir el plan Ibarretxe ante todas las instancias judiciales posibles, lo rechazará tanto en el Parlamento vasco como en las Cortes Generales.

Si enfatizó su categórica negativa a reformar el Estatuto de Gernika es porque, a su juicio, el lendakari deja para el 2005 el referendo sobre su proyecto soberanista en la confianza de que, tras las generales del próximo marzo, pueda constituirse en Madrid "un Gobierno más débil" que se avenga a negociar.

Para forzar a Ibarretxe a tirar la toalla, Rajoy consideró "obligado" que, "por encima de los intereses partidistas", PP y PSOE articulen una "alternativa democrática, constitucionalista y estatutaria" como la de las últimas elecciones vascas. Una oferta que formula a sabiendas de que no será aceptada por Zapatero.

En Vitoria, Zapatero ratificó que, "hoy más que nunca", los socialistas vascos están "obligados" a convertirse en una "auténtica alternativa" al PNV para gobernar Euskadi, desechando acuerdos con el PP. Frente a la negativa de Rajoy a revisar el marco institucional vasco, el socialista se comprometió a "defender hasta sus últimas consecuencias" el Estatuto de Gernika y "su desarrollo".

LLAMAMIENTO A LA REBELION

Pero Zapatero también dejó claro que no hay ninguna posibilidad de que el PSOE ayude a Ibarretxe a sacar su plan adelante. Le exigió que retire su plan, "que se lo guarde en un cajón por el bien de Euskadi, de la libertad y de la convivencia". Zapatero incluso llamó a los votantes nacionalistas a rebelarse contra Ibarretxe, al recordarles que en la campaña vasca se comprometió a no pactar con Batasuna en tanto ésta no condenara la violencia. Y denunció que "Ibarretxe les ha engañado".