El PP considera «alarmante» que Vox haya podido financiarse a través del exilio iraní. No solo de ahí procederían los fondos de la campaña del partido ultra para las últimas europeas, también los que hicieron posible su fundación. Los populares instan al Tribunal de Cuentas a investigar esos supuestos vínculos, aunque no aclaran si pedirán a la fuerza que le ha dado la llave para gobernar con Cs en Andalucía que dé explicaciones en el Senado.

El partido que lidera Santiago Abascal habría nacido con una aportación de un millón de euros del exilio iraní, según el diario El País. Las transferencias internacionales de los seguidores del Consejo Nacional de la Resistencia de Irán (CNRI) habrían acabado, apunta esa información, en una caja común que sirvió para abonar salarios, fianzas y alquileres desde los orígenes del partido de extrema derecha, en el 2013.

El PP ve con preocupación que grupos de presión extranjeros «participen en la financiación de partidos españoles». Pero de momento, la vicesecretaria de Comunicación, Marta González, dejó en manos del Tribunal de Cuentas la investigación de los números de Vox, al considerar que es a ese órgano al que corresponde hacerlo. En una rueda de prensa posterior a la reunión del Comité de Dirección de los populares, dijo que el partido no ha decidido aún si, como pide el PSOE, pedirá que Vox comparezca en la comisión de partidos de la Cámara alta, donde el PP tiene mayoría absoluta, para que dé explicaciones.

Hace una semana, la propia González, que ya tildó de «preocupante» que el exilio iraní pudiera financiar la campaña de Alejo Vidal-Quadras para las europeas del 2014, dijo que el PP estudiaba pedir más datos a Vox. Por ahora, no obstante, y aunque dice no cerrar esa puerta, cree que debe ser el Tribunal de Cuentas quien tome cartas en el asunto y quien pida «respuestas» a la fuerza de ultraderecha.

El propio secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, reconoció el pasado día 13 que su partido recibió para aquella campaña donativos individuales, que nunca superaron el máximo permitido, de «disidentes contrarios a la dictadura teocrática de Irán» y que lo pusieron «en conocimiento del Tribunal de Cuentas para que analizase que cumplían con la legalidad».

Las nuevas informaciones apuntan que el exilio iraní habría financiado la fianza y el alquiler de la céntrica sede de la formación en la calle Diego de León de Madrid, los salarios de la plantilla, el sueldo de Abascal -que en el 2014 era secretario general-, muebles y ordenadores. Vox hizo público ayer un comunicado en el que asegura que no recibe «ningún tipo de subvención pública» y que se financia «con la cuota de sus afiliados».