El Mariano Rajoy del debate del estado de la nación obcecado con la negociación con ETA y el del turno de réplica decepcionó a muchos compañeros de su partido, acostumbrados, aseguran, a que el jefe de los populares "eleve la calidad" de los duelos dialécticos con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Pese a todo, dirigentes conservadores se cuidan de mostrar públicamente sus discrepancias.

"No era el Rajoy de los últimos meses, más moderado. Tampoco el que llegó a un mínimo acuerdo con el presidente después de la ruptura de la tregua de ETA", declaró un miembro del aparato del PP. "Rajoy tenía todos los datos y todas las cifras para denunciar la política de educación, hablar de la regularización de inmigrantes, de la falta de reformas económicas de calado...", explicó un diputado. "Tenía más argumentos que los del diálogo con ETA para hundir a Zapatero en unas fichas preparadas durante semanas por su equipo, pero no las utilizó", lamentó el congresista.

La táctica de volcarse en el diálogo con ETA no es la estrategia de "oposición contundente pero moderada" por la que apuesta un sector amplio del PP, según algunas fuentes, que incluyen en ese grupo tanto a Soraya Sáenz de Santamaría como a Miguel Arias Cañete, pasando por Javier Arenas, Ana Pastor y Gabriel Elorriaga, estrechos colaboradores de Rajoy.