El PP sigue dispuesto a utilizar el terrorismo como argumento de crítica al Gobierno. Esta vez a cuenta del último mensaje de ETA, presentado en formato de entrevista en el diario Gara , y en la que, a través de siete páginas cuatro en euskera y tres en español, la banda vaticina "largos años de conflicto". Todos los partidos expresaron ayer su rechazo unánime a las palabras de ETA, pero, una vez más, el PP se quedó solo al aprovechar la reaparición de los terroristas para cuestionar la estrategia del Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. El secretario de justicia del PP, Ignacio Astarloa, no solo le reprochó haber negociado con la banda, sino que le recriminó que convoque elecciones sin aclarar si "va a volver a sentarse con los terroristas".

El PP, lejos de mostrar ninguna disposición a sumarse a la unidad que le reclama el Gobierno, insistió en que el Ejecutivo se equivocó al negociar con ETA para intentar alcanzar la paz. En cambio, según Astarloa, en la legislatura de Aznar los terroristas llegaron a la "máxima debilidad de su historia, en la que se dibujaba el final de esta pesadilla". De ahí que la conclusión del PP sea que lo importante no es lo que diga ETA, sino "la respuesta que reciban del Estado".

ANIMAR A LAS BASES Los terroristas, en cambio, dan por seguro que dentro de un tiempo que no precisan, se recuperará el diálogo con el Gobierno. "Antes o después tendrán que volver a ese camino el de la negociación", dice ETA para infundir ánimos a sus seguidores.

Porque si algo parece pretender ETA con su entrevista es acabar con el desconcierto existente en la izquierda aberzale, que cada día está más desaparecida del debate político, sin líderes ni iniciativas. "El proceso de liberación nacional no tienen vuelta atrás", augura la banda a la vez que advierte de que no habrá "victoria policial" contra la voluntad de los ciudadanos.

Por eso, y hasta en dos ocasiones, reclama "al pueblo" que se implique en la construcción del "Estado de Euskal Herria". Además, y conocedora de las múltiples dudas que incluso entre los suyos ha provocado la ruptura del proceso de paz, ETA trata de sacudirse cualquier responsabilidad. Aduce que el Gobierno acudió "malintencionado" al diálogo porque solo quería "debilitar" a la izquierda aberzale, y vuelve a echar la culpa al Ejecutivo y al PNV "por ir de la mano" del PSOE.

En su afán por sentar doctrina, ETA habla de todo. Del proyecto ferroviario de alta velocidad conocido como la Y vasca, al que señala como "impuesto"; de los accidentes laborales culpando de los mismos al "terrorismo patronal", y de la propuesta de consulta del lendakari Ibarretxe, que define como "fraude". Tampoco se olvida de advertir de que contestará las "maniobras de guerra sucia de un Estado terrorista" ni prescinde de su ya obsesiva referencia al ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, al que asocia con el GAL.

El portavoz de los socialistas vascos, Jose Antonio Pastor, confirmó que en su partido se sienten amenazados, y adujo que el único destino que le queda a la banda es "la desaparición y la cárcel". También el Gobierno vasco rehusó valorar la entrevista. Fuentes de la presidencia subrayaron que la sociedad vasca ya le ha dicho a ETA "todo lo que le tiene que decir". El portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, señaló que la banda "anula" a la izquierda aberzale y pronosticó que esta asumirá "a pies juntillas" lo dicho por ETA.

El dirigente de Aralar Jon Abril emplazó a Batasuna a que le diga a la banda que su existencia "no es un activo, sino un pasivo" para el nacionalismo.