El Partido Popular seguirá dando batalla con la reforma judicial que el Gobierno logró aprobar ayer, tras fallar en su primer intento del pasado 24 de noviembre a causa de la ausencia de 18 diputados socialistas. El portavoz popular de justicia, Ignacio Astarloa, anunció ayer que su partido bloqueará la renovación del Consejo General del Poder Judicial en señal de protesta por el cambio aprobado ayer con los votos del resto de los grupos parlamentarios. El Consejo debe ser renovado en el 2006. Como los vocales requieren el apoyo de tres quintas partes del Parlamento, resulta imprescindible que cuenten con el aprobado del PP.

El Congreso aprobó ayer por amplia mayoría la reforma judicial que obliga al CGPJ a designar a los jueces del Supremo con una mayoría cualificada (13 votos frente a los 11 actuales). La norma recibió 194 votos a favor, 18 más de los que requería para superar la mayoría absoluta que fija su condición de ley orgánica. Sólo votaron en contra los 137 diputados del PP que asistieron al pleno.

"PATRAÑA Y CACICADA" El PP optó por participar en el debate, en lugar de ausentarse del hemiciclo como hizo hace una semana, cuando se decidió que la reforma se tramitaría en lectura única. Lo hizo por "responsabilidad con los ciudadanos" a los que representa, explicó Astarloa, que no ahorró adjetivos para descalificar el contenido de la reforma y el procedimiento para llevarla a cabo. El PP mantiene que aumentar la mayoría necesaria para designar jueces del Supremo es "una cacicada" del Gobierno, justificada mediante una "patraña incomprensible".

Por eso anunció que derogará la norma en cuanto recupere el Gobierno. Entretanto, Astarloa dio por "rota cualquier relación con Justicia" y anunció que la ruptura implica un bloqueo a todos los nombramientos que requieran el apoyo del PP. "Ninguna renovación del Consejo contará con la voluntad del grupo popular", zanjó Astarloa, cuya intervención premiaron sus diputados con un largo aplauso.

El ministro de Justicia, que defendió otra vez la reforma, empezó por reconocer la "sensación de dej vu " que le provocaba el debate, pero su broma para rebajar la tensión cayó en saco roto. Tras la dura intervención de Astarloa, Juan Fernando López Aguilar se centró en la amenaza del bloqueo del PP, al que reprochó que descargue en el trabajo parlamentario su frustración por haber quedado "en minoría". De ejecutar ese bloqueo, dijo el ministro, el PP pasaría del admisible "filibusterismo parlamentario" a la práctica de una "piratería que no reconoce reglas de juego".