La victoria de la selección española en el Mundial de fútbol de Suráfrica se ha convertido en un arma arrojadiza para algunos partidos y muchos de sus dirigentes, que suelen abundar en el tópico de que los futbolistas han dado una lección de convivencia a los políticos. Ayer, en Sitges, hubo varias alusiones al campeonato. Consciente de que se trata de una propuesta incómoda para la mayoría de partidos representados en el Parlament, la presidenta del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, exigió ayer que la Cámara catalana reciba y homenajee a los jugadores catalanes que ganaron el Mundial con España. Claro que ella sufrió un pequeño lapsus, y les atribuyó haber ganado la Liga.

Camacho lamentó que en Cataluña no se instalaran pantallas gigantes hasta la final, y recordó que su partido se encargó de alquilar un cine para que se pudieran seguir los partidos. No citó por sus nombres a los jugadores catalanes de la selección, pero elogió el gesto de Carles Puyol y Xavi Hernández, que exhibieron la senyera llevando en su camiseta el escudo de España. El Gobierno catalán, dijo la dirigente popular, debería sentirse orgulloso del papel de los catalanes en la selección que dirige Vicente del Bosque. En suma, Camacho, como varios de sus correligionarios del PP, encontró en el apoyo a la selección española un argumento para desechar la fuerza del independentismo.