Militantes y votantes de Ciudadanos empiezan a prepararse ante la posibilidad de tener que ver a su líder, Albert Rivera, incumplir su promesa de no pactar nunca con el partido socialista de Pedro Sánchez.

«Yo no le he escuchado decir que no pactaría con el PSOE. Lo que ha dicho es no pactaría con un PSOE que también lo hiciera con los independentistas». Esta es la particular interpretación del cordón sanitario de Ciudadanos contra el partido socialista que hace Gonzalo, un veinteañero que por segunda vez ha votado a Rivera en unas generales. Su amigo Francisco Javier, bandera española en mano, asiente. «Me alegro de estos resultados. Me alegro de que Ciudadanos tenga la posibilidad de pactar con el PSOE» afirma. Y los dos respiran aliviados después de saber que su partido no se verá arrastrado a tener que pactar con Vox. «Para pactar con Vox, hubiéramos votado al PP. Si Rivera llega a pactar con Vox yo me borro de Ciudadanos» remata Gonzalo.

Ciudadanos ha recibido más votos que nunca, pero lo cierto es que no fueron muchos los simpatizantes que se concentraron anoche en la confluencia entre las calles Alcalá y Virgen de la Alegría donde se ubica la sede nacional del partido naranja. En la cara de algunos de ellos, la alegría por el subidón de Ciudadanos en número de escaños se tornaba en preocupación cuando caían en la cuenta de que se iba por el desagüe la posibilidad de un acuerdo de Gobierno con el PP.

«¿Ves esta gorra naranja?», mostraba Emilio, un sevillano afincado en Madrid con las banderas española y andaluza en torno a su cuello. «Como Rivera pacte con Sánchez, esta gorra va a la basura. Ni de coña le perdonaría que faltara a su palabra», remató el sevillano.

A su lado, una joven pareja extremeña asentía con la cabeza. María y Marcos no querían ni oír hablar de un posible pacto de Rivera con Sánchez. «Hubiéramos preferido un pacto del PP», decían. Al final Marcos empezó a mentalizarse: «Bueno, lo importante es ver qué medidas adoptan». Otra joven pareja, de Madrid, se mantenía firme. «Si Rivera dijo que no iba a pactar con el PSOE, no debe hacerlo», decía Eduardo, «yo no se lo perdonaría».

«A mí me decepcionaría”, apuntó María sin conceder tregua. A su lado, con una bandera sobre el hombro, escuchaba la conversación Pilar, una mujer cercana a los sesenta años de edad con aspecto joven. «No me gusta que Rivera tenga que pactar con el PSOE, pero si eso evita que Sánchez tenga que pactar con los independentistas debe hacerlo, por el bien de España», admite Pilar con expresión de resignación y de comprensión hacia la juventud de Eduardo y María.

Las conversaciones apuntaban un posible giro de cintura de su líder a favor de pactar con Sánchez. Sin embargo, todas las conjeturas se vinieron al suelo en el momento en que el propio Rivera salió a la calle para darles la «mala noticia» de que va a haber un Gobierno de Pedro Sánchez con Pablo Iglesias.