En un clima de creciente crispación por cuenta de la lucha antiterrorista, José Luis Rodríguez Zapatero reiteró ayer su apuesta por la paz en el País Vasco. Dijo que "aunque el terror ha segado muchas vidas, no se puede segar la esperanza, que es el fin de la violencia y la convivencia libre de todos los ciudadanos". El presidente del Gobierno hizo estas consideraciones en un acto celebrado en el Tribunal Constitucional en homenaje al expresidente de esa institución Francisco Tomás y Valiente, asesinado hace 10 años por la banda terrorista ETA.

Alegó Zapatero que el "dolor del pasado es, ante todo, el poderoso estímulo del futuro", un futuro, dijo, al que está "obligado y comprometido" el Gobierno y que la sociedad española se ha "ganado a pulso con su capacidad de resistencia y de contención". El periodista Francisco Tomás y Valiente, hijo del exmagistrado asesinado, dijo que su padre siempre renegó "de quienes hacen del terrorismo argumento de oposición al Gobierno", en alusión al PP.

El portavoz popular en el Congreso de los Diputados, Eduardo Zaplana, redobló los ataques a Zapatero por no acudir a la clausura del congreso internacional de víctimas del terrorismo celebrado en Valencia. Zaplana acusó al jefe del Ejecutivo de "evitar" a las víctimas y "tender la mano" a ETA en una política "desleal" y de "perversos propósitos".

"MALA FE" Desde el Gobierno, un portavoz replicó que la justificación de Zapatero para no ir al encuentro --problemas de agenda-- es "opinable", pero añadió que "raya la mala fe" quien afirma que el presidente no está cerca de las víctimas. Sobre si Zapatero convocará a las víctimas, pidió esperar a que acabe el congreso de Valencia.