José María Aznar planteó ayer que el principal reto de España es reforzar la "estabilidad institucional" y "fortalecer" el Estado frente al reto nacionalista y soberanista del País Vasco y Cataluña. Según el presidente del Gobierno, el modelo "rupturista" de CiU y del PNV trata de ocultar el "independentismo" y, en el caso de Euskadi, se presenta como pago a la violencia terrorista de ETA.

Este asunto, el afianzamiento de la economía y el papel internacional de España fueron los ejes del último discurso de la nación de Aznar, teñido de autocomplacencia cuando no de triunfalismo y exento de la menor autocrítica. Esos mismos ejes marcarán el final de su última legislatura y el legado que dejará a su sucesor.

AGOTAR LA LEGISLATURA

El jefe del Ejecutivo reafirmó que agotará la legislatura y convocará las elecciones generales para el mes de marzo del 2004. El programa presentado ayer no es un "proyecto personal", dijo, sino de un partido, el PP, que ha vencido en las urnas. En marcado tono preelectoral, cargó contra el PSOE, de cuyas políticas afirmó que traen "impuestos altos, gasto público excesivo, desempleo y quiebra de la Seguridad Social".

Tras oponerse a la reforma de la Constitución, Aznar descargó contra las tesis nacionalistas que consideran insuficiente el modelo de Estado autonómico. El PSOE fue incluido en este saco por dar "una sorprendente acogida" a propuestas de "fuerzas minoritarias". Según Aznar, CiU trata de "desbordar" y "rechazar" la Constitución con la "imposición arbitraria de una supuesta fecha de caducidad".

USURPAR LA SOBERANIA

El modelo del PNV, prosiguió, pretende "usurpar la soberanía nacional" con "artificios extravagantes", como la libre asociación, sin encaje en la Carta Magna ni en la construcción europea. "Son sinónimos encubridores del independentismo", subrayó.

Para el presidente, el plan del lendakari, Juan José Ibarretxe, no es más que un "proyecto étnico" que quiere imponer el PNV "en pago a la violencia terrorista".

Aznar sobrevoló los múltiples problemas que ha tenido su Gobierno en el último año. Dedicó seis líneas en un discurso de una hora a la vivienda, y 17, a la "catástrofe medioambiental" del Prestige . La afirmación de que la red del AVE "empieza a desplegarse por toda España" provocó hilaridad en la oposición.