Con la crisis de Gobierno ya asimilada, José Luis Rodríguez Zapatero dio ayer por iniciado un nuevo curso político en el que la máxima prioridad es anticipar la recuperación económica y el empleo, con directrices a todos los ministerios y no solo a los responsables económicos.

En una reunión en el Congreso con los diputados, senadores y europarlamentarios socialistas, Zapatero no quiso dejar de lado, sin embargo, las señas de identidad de su proyecto político y avanzó que en su frente contra la crisis también tendrán cabida leyes de extensión de derechos con el concurso de las otras formaciones de izquierda.

PROYECTO PROGRESISTA Entre esas iniciativas, el jefe del Ejecutivo citó la ley de igualdad de trato y no discriminación; la ley de reforma del aborto; la de libertad religiosa o la reforma de la ley de ciencia, dejando claro que no piensa renunciar a su agenda social más progresista, incluyendo un gran pacto por la educación que ponga fin al fracaso escolar. Todas serán enviadas por el Gobierno al Congreso este mismo año. En su alocución al conjunto de parlamentarios socialistas, Zapatero argumentó el cambio de Gobierno, que explicará en el Congreso el próximo miércoles.

Consideró que era necesario un "cambio de ritmo" para acelerar muchas de las medidas adoptadas para hacer frente a la crisis económica que hasta ahora no han logrado todo el efecto esperado. Y destacó que la concertación internacional, con medidas de calado adoptadas en la cumbre del G-20 en Londres, han dejado claro el camino que se debe tomar y que pasa por una intervención pública intensa, lejos del ideario liberal que habría provocado, precisamente, el colapso financiero. Con esas herramientas, con ese poso ideológico, Zapatero hizo en realidad un llamamiento a la familia socialista para que no se arrugue frente al PP y exponga sin complejos lo que está haciendo el Gobierno, con una inversión pública de 33.000 millones de euros, con un fondo de 8.000 millones destinado a proyectos en los municipios en el que el presidente del Gobierno confía ciegamente para recuperar una parte del empleo perdido, aunque sea temporal. Todo ello, acompasado con las políticas sociales para los desempleados.