Flexibilidad, pero dentro de los márgenes de la Constitución. Esa es la propuesta para desbloquear el Estatuto catalán que José Luis Rodríguez Zapatero ha expuesto esta semana tanto a Artur Mas como a Pasqual Maragall. Tras verse con ambos por separado, el presidente los reunió el pasado jueves en una cumbre tripartita en la Moncloa.

Según fuentes oficiales, Zapatero, con el apoyo del presidente catalán, defendió ante el líder de CiU que hay margen para el acuerdo, pero trazó la línea roja que el Gobierno se niega a cruzar: si CiU no renuncia a incluir el concierto económico solidario en la reforma, Cataluña se quedará sin Estatuto.

La cumbre, concertada a instancias de Maragall y el líder de CiU, estuvo precedida de una cita preparatoria de Zapatero y el presidente catalán. El jefe del Ejecutivo ratificó su empeño en que el Parlamento autonómico apruebe un Estatuto que las Cortes puedan validar con los mínimos retoques posibles. Por eso les pidió que PSC y CiU realicen un último esfuerzo para limar los preceptos que el Consejo Consultivo juzga inconstitucionales: desde la apelación a los derechos históricos para reclamar competencias hasta el mandato de reformar leyes orgánicas, pasando, cómo no, por la financiación catalana.

OTRA VISION CiU, por su parte, mantiene una interpretación radicalmente distinta de las dos reuniones de la Moncloa. Los nacionalistas reconocen que Zapatero afirmó que, a su entender, la propuesta de CiU es inconstitucional, pero luego sostienen que el presidente se mostró dispuesto a "aceptar el reto de discutirlo" en las Cortes.