La vía diplomática demostró ayer ser muy efectiva. La presión internacional logró el retorno al atunero vasco Alakrana de los tres marineros que fueron desembarcados el jueves bajo la amenaza de ser entregados a las familias de los dos piratas detenidos y encarcelados en España por orden de la Audiencia Nacional. El anuncio lo hizo a última hora de la tarde el ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, después que el primer ministro de Somalia, Omar Abdirashid Ali Sharmarke, comunicase la noticia al embajador español en Kenia, Nicolás Martín Cinto.

Moratinos no dio más detalles sobre cómo fue el regreso al barco, donde siguen retenidos desde hace 36 días los otros 33 tripulantes, aunque dijo que los tres pescadores "están bien". Tampoco quiso vincular la marcha atrás de los asaltantes con el desenlace próximo del secuestro, aunque el éxito de las gestiones diplomáticas de la comunidad internacional sobre el Gobierno somalí para que los pescadores volvieran al atunero sienta un precedente positivo.

El desenlace de este nuevo capítulo del secuestro rebaja la escalada de tensión de las últimas horas ante el lógico aumento de la angustia de los familiares y sus críticas al Gobierno español y los jueces. Y al mismo tiempo confirma la versión del Ministerio de Defensa de que el desembarco de los tres marineros no tenía como objetivo presionar a España para que liberase a los dos detenidos, sino subir el precio del rescate.

ESTRATEGIA DE EXTORSION Para acabarlo de corrobar, y según fuentes gubernamentales, los corsarios rechazaron cobrar el botín cuando el armador del barco ya lo había depositado en Londres, donde un intermediario debía enviarlo a los asaltantes, y reclamaron un importe superior. Una clara estrategia de extorsión cuyo modus operandi recuerda cada vez más al que siguió ese mismo grupo de piratas el pasado abril con el Hansa Stanvenger , un buque con bandera alemana que tuvieron retenido cuatro meses. En aquel caso también llevaron a tierra a seis marineros como forma de chantaje y consiguieron embolsarse dos millones de euros. Los desembarcados volvieron a la nave y ninguno de los 25 tripulantes sufrió daños personales.

ARMA EXTRA En esta ocasión, la diferencia estriba en la detención de los dos asaltantes y su envío a España, donde esperan ser juzgados. Lo que parecía un golpe contra los corsarios lo han acabado utilizando estos como arma extra de presión para conseguir sus objetivos crematísticos. La empresa armadora del atunero, Echebastar Fleet, aseguró ayer que carece en estos momentos de "posibilidades ni herramientas" para avanzar en la negociación, tras haber hecho "todos los esfuerzos necesarios" para traer a los pescadores a casa. Un mensaje que reconoce implícitamente el fracaso del primer intento de pago del rescate.

Otro problema más para el Gobierno, que se añade al de la presión de la opinión pública por el lamento de las familias. El Ejecutivo intensificó en las últimas horas sus muestras de apoyo a los allegados de los pescadores y el presidente de la Audiencia Nacional, Angel Juanes, recibirá el martes a los familiares, que ayer le reclamaron el regreso a Africa de los dos jóvenes encarcelados. La ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, estuvo también con los afectados en Galicia y Euskadi, pero las reuniones no tuvieron éxito, ya que estos dijeron que no sirvieron "para nada". "Se podía haber ahorrado la visita", indicó la mujer de un marinero.

La vicepresidenta primera, Maria Teresa Fernández de la Vega, asumió la "lógica preocupación" de los familiares, pero recordó que el Gobierno deber ser "prudente y responsable" en sus manifestaciones para no interferir en la negociación. Tras asegurar que la hipotética extradición de los dos piratas detenidos a Kenia compete de forma "exclusiva" al ámbito judicial, De la Vega restó opciones reales a la intervención militar al primar "la seguridad de la tripulación". De la Vega aseguró que ya sabían que el secuestro podía ser largo.

Mientras, el PP cargó ayer de nuevo contra la "desatención de las familias", la "imagen de debilidad" y la falta de estrategia de un José Luis Rodríguez Zapatero "desbordado" por la situación.

"La deslealtad institucional del PP es penosa y lamentable, ya que se están aprovechando del dolor de las familias para intentar desgastar al Ejecutivo", criticó De la Vega. La ministra puso como ejemplo de "oposición responsable" a dos populares, el gallego Alberto Núñez Feijóo y el vasco Antonio Basagoiti. El primero la telefoneó para ofrecerle su colaboración y el segundo expresó su apoyo a Zapatero y a Patxi López.