Una foto y poco más. Ese fue el pobre balance de la primera reunión de la comisión contra la crisis integrada por el Gobierno y las formaciones parlamentarias para buscar acuerdos económicos. La foto de los asistentes sirvió al Ejecutivo para escenificar su teórica voluntad de impulsar el pacto reclamado por la sociedad civil, encabezada por el Rey. Pero fue una instantánea vacía de contenidos, dada la nula concreción del documento del Ejecutivo, a la espera de que el lunes haga pública su batería de medidas. Todos, incluido el PP, dijeron estar abiertos a pactar, pero nadie pareció dispuesto a ceder en sus postulados. Empezando por el promotor del encuentro: el Gobierno.

El índice temático que se envió el miércoles por la noche a los grupos, solo 12 horas antes de la reunión, fue el peor arranque posible, al soliviantar los ánimos de los participantes en la comisión, en especial los del principal partido de la oposición. Los populares se cargaron de razones en su estrategia de impedir que Zapatero aproveche electoralmente la iniciativa. Y más aún tras el desliz de la vicepresidenta económica, Elena Salgado, que en la rueda de prensa posterior a la reunión avanzó un plan para reducir empresas públicas mediante fusiones, que no había explicado en la cita.

RECTIFICACION DE SALGADO "No entiendo nada", confesó el portavoz económico del PP, Cristóbal Montoro, cuando fue informado por los periodistas de que la única propuesta concreta se lanzaba a espaldas de la comisión. Salgado protagonizó aún otra escena chocante en la jornada vivida en el Palacio de Zurbano, un edificio del Ministerio de Fomento. La vicepresidenta tuvo que rectificar a su secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, que había abierto la puerta a congelar los sueldos de los funcionarios. Otro renuncio más que no ayuda al voto de confianza que pide el Ejecutivo.

Pareció que Gobierno y oposición hubieran ido a reuniones diferentes. Salgado tildó el encuentro de "útil" y destacó la predisposición de los asistentes al diálogo. "No contemplamos que, transcurridos los dos meses de plazo para negociar, no haya acuerdos", aseguró. Eso sí, en el marco definido por el Gobierno, del que se ha excluido la reforma laboral y la de las pensiones. La primera, por considerarse que está ahora en manos de sindicatos y empresarios. Y la segunda, por circunscribirla al Pacto de Toledo, en el que participan los partidos y los agentes sociales, bajo la coordinación del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, el gran ausente de la comisión anticrisis.

SUBIR IMPUESTOS La ministra de Economía ratificó que mantendrá la subida impositiva aprobada en los presupuestos del 2010, con excepciones "transitorias" para crear empleo con la rehabilitación de viviendas. El trío ministerial, que completan José Blanco (Fomento) y Miguel Sebastián (Industria) evidenció en las más de tres horas de reunión su rol en la troika . Según los asistentes, Salgado llevó el peso de la exposición técnica, que dio paso a dos rondas de intervenciones de los portavoces de los partidos. Sebastián aportó matices a esa argumentación económica y Blanco hizo de "comisario político", instando a los asistentes a esforzarse para sellar pactos. Incluso se enfrentó con Montoro, al afearle que sus planteamientos eran "genéricos".

Los populares salieron de la cita entre "frustrados" y "desconcertados" por la inconcreción del Ejecutivo y su cerrazón a la hora de admitir el debate de cuestiones clave como la bajada de impuestos. También les sorprendió escuchar a la vicepresidenta, que compartía que las dos prioridades son que fluya el crédito y atajar el déficit.

CONCURSO DE IDEAS Ello no impidió su escepticismo para lograr algo que no sean "pactos puntuales". "El Gobierno, en vez de tomar decisiones, ha abierto un concurso de ideas en busca de coartadas frente a la crisis", resumió Montoro. CiU, ERC e IU- ICV sí que entregaron al Ejecutivo sus propuestas, y apelaron a la "responsabilidad". Sin embargo, coincidieron en sus recelos sobre la eficacia de una comisión que, de momento, solo ha servido para trasladar el Congreso a un palacio.