El príncipe de Asturias, Don Felipe de Borbón, abogó hoy por redoblar los esfuerzos e intensificar "al máximo" la cooperación internacional para combatir eficazmente el terrorismo, un fenómeno del que dijo que no está justificado por "ninguna idea, proyecto político o creencia". En su intervención durante la apertura del VII Congreso Internacional sobre Víctimas del Terrorismo, subrayó que en la lucha contra "esa barbarie" hay que contar con todos los instrumentos del Estado de Derecho, de la Justicia y de las Fuerzas de Seguridad. Todo ello, según su discurso -en el que alternó el español con el francés y el inglés-, para que "ningún terrorista pueda evadir o esconder su responsabilidad frente a la ley".

Don Felipe destacó que "nadie está legitimado para arrogarse el derecho a privar de la vida a ningún ser humano, ni para atentar contra su integridad o su libertad", e hizo hincapié en que hace tiempo que esa plaga "dejó de ser un problema interno para convertirse en un desafío que golpea a la comunidad internacional". El acto, que se celebra por primera vez en Francia, tras convocatorias sucesivas en España y Colombia, reúne hoy y hasta el próximo sábado a víctimas de atentados de más de 35 países, además de a autoridades locales.

Con este tipo de convocatorias, según el príncipe, se contribuye "a potenciar la dimensión universal del esfuerzo de sensibilización, de reconocimiento y de apoyo colectivo" que demandan los afectados. Y para esas víctimas, en su nombre y el de la princesa de Asturias, Doña Letizia, que hoy cumple 39 años, dirigió su "solidaridad, admiración y afecto (...) por su enorme sacrificio y por su impagable testimonio de valentía y superación". "Los terroristas -denunció- asesinan, lesionan, secuestran y amenazan, pretendiendo alcanzar sus fines o imponer sus ideas de forma absolutamente inaceptable. Como expresión de totalitarismo, odio, cobardía e intolerancia, merece nuestra repulsa y condena más firmes".

Don Felipe lamentó que esa "maldad intrínseca" haya golpeado muy duro en "innumerables atentados" en los últimos lustros, y tuvo un recuerdo especial para las víctimas de los atentados del 11-S en Nueva York, de los que se acaba de cumplir una década. "Cada una de las víctimas y sus familiares ponen nombres y caras al hondo dolor humano y al daño irreversible e irreparable que genera. Con ellos tenemos contraída una gran deuda inmensa de solidaridad, apoyo y gratitud", expresó en su discurso. Por ello, incidió en que la comunidad internacional "está llamada a luchar sin tregua, más unida y coordinada, para erradicar este flagelo, fuente de odio y de dolor".

Dentro de esos esfuerzos consideró que "la cooperación hispano-francesa ha sido modélica y debe seguir inspirando la concertación internacional", y agradeció a las autoridades galas que ese trabajo haya ofrecido "resultados muy esperanzadores". "Nuestros dos países conocen el camino a seguir y continuarán en este empeño mientras no se logre la total erradicación del terrorismo", dijo en su alocución, en la que lamentó que España lo "padezca desde hace mucho tiempo". En ese sentido dijo que en el marco de la comunidad internacional el país "ha puesto a disposición toda la experiencia acumulada", algo que "puede ser de utilidad para países y organismos" que también lo afrontan.

"La ciudad de París ilumina hoy nuestros propósitos con su vínculo tan estrecho e indisoluble a la más vigorosa defensa de los valores de la libertad, de la paz y de los derechos humanos", sostuvo con la vista puesta en el futuro. Y respecto al mismo esperó que foros como éste, que el año que viene volverá a España, sirvan para "mantener vivas la voz y el rostro del dolor que nunca se debió padecer; la reivindicación de la ayuda de la que (las víctimas) son acreedores; y el imperativo de librar al mundo de la barbarie terrorista".