El príncipe Felipe celebrará hoy su 43º cumpleaños y que hace ya 25 años que juró acatar la Constitución en una ceremonia solemne en el Congreso de los Diputados. Cinco lustros en los que se ha construido su propio perfil de heredero, una figura que la Carta Magna no define y a la que le reserva una sola tarea: esperar.

La operación de pulmón a la que fue sometido el rey Juan Carlos en mayo y la agenda cada vez más completa que marca el día a día de Felipe (como representante del Estado en las tomas de posesión iberoamericanas, promotor de los intereses económicos por todo el mundo, adalid de la cultura y el deporte españoles...) han disparado en algunos círculos de opinión el debate sobre la sucesión. Sin embargo, fuentes de la Zarzuela descartan que se haya puesto en marcha una operación de abdicación o que se esté dando "un acelerón" a esa transición que llegará "cuando tenga que llegar". El Príncipe, aseguran estas fuentes, no tiene "ninguna prisa" por convertirse en Felipe VI.

El Rey, en su discurso de Navidad, también quiso colaborar en echar freno al debate y afirmó que seguirá cumpliendo con sus funciones constitucionales con "ilusión".

ESTILO PROPIO Su participación en la Fundación Príncipe de Asturias y su compromiso con organizaciones como el Real Instituto Elcano le han ayudado a diseñarse una figura de heredero comprometido y atento a los retos y problemas de la sociedad española. Esa "experiencia acumulativa" demuestra, a juicio de la Zarzuela, que Felipe asume con "normalidad" sus funciones y que, cuando "llegue el momento", podrá ejercer las tareas destinadas al jefe del Estado "con su propio estilo y su personalidad".