Ya lo decían en el colegio: "Prohibido copiar". Ayer quedó claro que la oficina de comunicación de la Moncloa se llevaría un "puede mejorar" si se evaluara su error al elaborar la agenda oficial de José Luis Rodríguez Zapatero para la institucional jornada de celebración de la Constitución.

Y más al saberse que la errata, que causó "serias molestias" al presidente del Congreso, entre otros, se produjo por copiar la agenda del año pasado. Más bien por hacerlo sin recordar que en el 2003 los Reyes acudieron al Congreso para conmemorar las bodas de plata de la Carta Magna, y sin pararse a pensar que no se pueden cumplir 25 todos los años.

"El presidente del Gobierno y varios miembros de su Gabinete asistirán, en el Congreso de los Diputados, a los actos conmemorativos del XXVI aniversario de la Constitución, que serán presididos por sus majestades los Reyes", rezaba la agenda preparada para el 6 de diciembre, que la Moncloa envió a todos los medios de comunicación el pasado viernes.

La mentira fue ampliamente reproducida por varios medios de comunicación en sus ediciones de ayer, alguno de los cuales lo llevó incluso a titular de portada o lo destacó en su información previa del acto. Pero fue la difusión que llevó a cabo RTVE en la mañana de ayer la que sacó a decenas de ciudadanos a la calle. Un numeroso grupo de personas esperó en balde frente a las puertas del Congreso de los Diputados para ver aparecer en ese mismo escenario a la familia real.

Petición de disculpas

Ninguno de ellos recibió la notificación de la Moncloa que, en la mañana de ayer, reconoció su "error" y pidió "disculpas". La rectificación oficial admite que la equivocación consistió en "reproducir la nota del año pasado". Los que sí lo tenían claro eran los militares invitados a la recepción, porque sabían que, de haber asistido los Reyes, ellos estarían formados en el exterior en lugar de agarrados a su cóctel en las acogedoras dependencias del Congreso.

Errores de comunicación aparte, la primera recepción constitucional de la era socialista --Manuel Marín y Javier Rojo actuaron de anfitriones en su calidad de presidentes del Congreso y el Senado-- resultó menos lucida que las de años anteriores.

Faltaron representantes de la cultura y del deporte, sólo asistieron dos presidentes autonómicos --Francisco Camps y Manuel Fraga, ambos del PP-- y tampoco acudieron los nacionalistas. Tan ínfima pluralidad provocó corrillos peculiares --dada la crispación del momento--, como el que se formó en torno a Alfredo Pérez Rubalcaba, portavoz del grupo socialista, al que por un momento se le pudo ver rodeado por Mariano Rajoy, Eduardo Zaplana, Manuel Fraga, Juan José Lucas y Francisco Camps. Y salió indemne.