Se abre el abanico. El partido socialista iniciará en los próximos días los primeros contactos informales para negociar los presupuestos del Estado para el 2010, y lo hará con una cierta tranquilidad por lo que respecta a los socios disponibles.

De entrada, el PSOE confía en la actitud favorable de ICV-IU y ERC después del pacto de financiación. A ello, hay que añadir otros apoyos que se consideran factibles, como los de Coalición Canaria y Unión del Pueblo Navarro. También se explorará un acuerdo con el BNG, que, pese a haber pasado a la oposición en Galicia, no se cierra al diálogo.

ATENTOS AL PAIS VASCO Además, en la cúpula del grupo parlamentario socialista se augura que CiU y, especialmente, el PNV van a estar en las conversaciones, pese a ser oposición en Cataluña y el País Vasco respectivamente. Respecto al PNV, el PSOE está muy atento a la oferta de diálogo y estabilidad que han ofrecido los nacionalistas vascos al lendakari Patxi López y la repercusión que puede tener también en el Congreso.

Conclusión: el PSOE cree tener colchón suficiente para seguir con su geometría variable de pactos. Destacados dirigentes socialistas sostienen que el presupuesto ha de apoyarse en las fuerzas de izquierda, pero sin cerrarse a otros votos. Incluso entre los grupos dispuestos a negociar y posiblemente apoyar al Gobierno se admite que "el precio de las acciones ha bajado"; es decir, que su capacidad de influencia se ha reducido. Nada que ver con el año pasado, cuando la falta de acuerdo de financiación hizo que el PSOE solo pudiera contar con el respaldo de BNG y el PNV, con lo cual ambos grupos subieron la apuesta.

El enfoque progresista ha de venir de la mano de dos ejes fundamentales. Por un lado, el compromiso reiterado por el Gobierno y su presidente de mantener el gasto social.

DIVERGENCIAS INTERNAS La otra gran baza, especialmente ante IU, serán las medidas fiscales que pueda llevar a cabo el Ejecutivo. Al aumento de los impuestos especiales podrían añadirse otras subidas. En este sentido, en el PSOE existe divergencia de opiniones sobre la deducción de 400 euros del IRPF anunciada en precampaña electoral por José Luis Rodríguez Zapatero. Pero todo hace pensar que esa medida, que supone a la Administración dejar de ingresar 5.800 millones de euros anuales, o bien se limitará a las rentas más bajas o se suprimirá.

Las decisiones del Ejecutivo en materia fiscal podrían incluir el aumento de los impuestos a las rentas más elevadas, otra de las exigencias de la izquierda.