El PSOE y el Gobierno afrontan el nuevo curso político con cuatro retos fundamentales que pueden condicionar el resto de la legislatura y que pondrán a prueba su voluntad negociadora y su capacidad para llegar a acuerdos con el resto de grupos políticos.

Unos con más dificultad que otros, el PSOE tiene una serie de frentes abiertos a partir de septiembre: la aprobación del proyecto de presupuestos generales del Estado para 2009, la reforma del modelo de financiación autonómica, la cobertura de las plazas vacantes en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y en el Tribunal Constitucional (TC) y un pacto sobre lucha antiterrorista.

Se trata de consensos imprescindibles en áreas que los socialistas consideran "clave" y que podrían asegurar la estabilidad del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero no sólo para el próximo periodo de sesiones, sino incluso para el resto de la legislatura.

Pese a que Zapatero quiso dejar claro que no quería "hipotecas" en este segundo mandato y que estaba dispuesto a pactar asunto por asunto con cada fuerza política, lo cierto es que los primeros meses de la nueva legislatura no han sido muy afortunados para el PSOE en el Congreso, donde, según comentaron a Efe los portavoces del resto de grupos parlamentarios, los socialistas están "muy solos".

Así las cosas, el próximo cuatrimestre será vital para que el PSOE se conjure y demuestre que es capaz de reunir apoyos para evitar que el PP siga incomodando al Gobierno, por ejemplo para forzar algunas comparecencias en el Congreso, como ha ocurrido en el anterior periodo de sesiones.

Y es que, aunque mejoró sus resultados en las últimas elecciones generales, fuentes socialistas consultadas por Efe no ocultan que el Ejecutivo afronta la legislatura "más complicada" en cuanto a los respaldos parlamentarios para que prosperen sus proyectos.

Tres meses es el plazo que ha comprometido el Gobierno para cerrar un acuerdo sobre el nuevo modelo de financiación autonómica, uno de los pactos más espinosos de todos estos envites, habida cuenta de que primero tiene que ser aprobado por todas las comunidades en el Consejo de Política Fiscal y Financiera y después tiene que recibir el plácet de las Cortes Generales.

En este asunto los socialistas y el Ejecutivo reconocen que tendrán que hilar fino, puesto que precisa acuerdos entre comunidades que tienen en algunos casos intereses contrapuestos.

Precisamente de culminar con éxito este proceso depende otro de los desafíos de este periodo de sesiones -la aprobación de los presupuestos generales del Estado para 2009-, ya que los partidos catalanes, de cuyo respaldo podría depender la mayoría necesaria para que salgan adelante, han amenazado con votar en contra si antes de tres meses no está perfilado el nuevo modelo de financiación.

La no aprobación de las cuentas públicas para el próximo año obligaría a prorrogar los presupuestos del ejercicio actual, lo que, según fuentes consultadas por Efe, resultaría muy perjudicial para la economía, puesto que fueron diseñados cuando la crisis económica no había alcanzado la magnitud actual.

Cubrir las vacantes del CGPJ y del TC, tras el acuerdo alcanzado entre Zapatero y el líder del PP, Mariano Rajoy, el pasado mes de julio, es otros de los asuntos que los socialistas tienen en la carpeta de tareas pendientes.

También en ese encuentro entre Zapatero y Rajoy se habló de un pacto antiterrorista, que en principio se ha traducido en sacar a ETA del debate partidista, pero que en un futuro debe concitar el consenso del resto de fuerzas políticas, por deseo expreso del PSOE.

A estos desafíos se suman los congresos regionales que los socialistas han dejado para después de las vacaciones de verano, entre ellos el de Madrid o la Comunidad Valenciana.