A comienzos de esta semana, en el Congreso, un destacado miembro de la Ejecutiva del PSOE decía que la reaparición de José María Aznar --sosteniendo en León que el actual modelo territorial resulta "inasumible" o abrazando en Sevilla al líder del PP, Mariano Rajoy-- iba a servir para "movilizar" a su dormido electorado. Esa táctica de agitar el fantasma del aznarismo se plasmó ayer en la cumbre autonómica con la que los socialistas inauguraron la precampaña de las elecciones del 22 de mayo, en las que pueden perder el poder en Asturias, Castilla-La Mancha o Baleares y no recuperarlo en los territorios que ya gobierna el PP. El nombre del expresidente del Gobierno fue casi tan pronunciado en el Auditorio de Zaragoza como el de José Luis Rodríguez Zapatero, en una jornada en la que el debate sucesorio no solo estuvo presente en las conversaciones informales de los dirigentes, sino que saltó al propio escenario del cónclave.

"Aznar marca la estrategia del PP", dijo el presidente del PSOE y vicepresidente tercero del Gobierno, Manuel Chaves. "Aznar vuelve a ser el patrón del PP", añadió el vicesecretario general socialista y ministro de Fomento, José Blanco. Fueron discursos paralelos los de ambos dirigentes. No solo en sus alusiones al exjefe del Ejecutivo. También en su cerrada reivindicación del sucesor de este en la Moncloa, Zapatero, en un momento en que el líder ve mermada su autoridad por la indefinición sobre su futuro y las especulaciones que esta alimenta dentro del PSOE. Uno y otro intentaron, sin éxito, zanjar el run run interno.

Los socialistas le dieron la vuelta a uno de los argumentos clásicos del PP. Si los conservadores entonaron con insistencia durante mucho tiempo el España se rompe por culpa del PSOE, los socialistas cantaron ayer lo contrario: Es el PP el que rompe España.

"No podemos perder de vista que hace 33 años la derecha dijo no al Estado de las autonomías. Y siguen sin creer en él. Su actitud se resume en tres palabras: Madrid y alrededores --señaló Blanco--. El centralismo es el peor enemigo de la unidad de España. Nada alimenta tanto a los nacionalistas como los nacionalistas de enfrente. Nadie ha alimentado tanto a los separatistas como Aznar. Fue la derecha la que generó más votos a los que proclaman la independencia. Lo que quiere hacer el PP es desconectar a las autonomías, apagarlas. Nosotros lo que queremos hacer es conectarlas mejor".

Y el manifiesto electoral que se presentará hoy en la cumbre no abogará por el adelgazamiento del Estado autonómico. El borrador del texto habla de medidas de austeridad como la fijación por ley del techo de gasto de cada ejercicio y de cooperación entre comunidades, pero no contiene referencias a si tiene sentido que haya tantas televisiones autonómicas o tantos defensores del pueblo.

APARIENCIA DE EPITAFIO Después de acusar al PP de ser una máquina de fabricar independentistas, Blanco ensalzó a Zapatero de una manera que, mucho más que las palabras de Chaves --el vicepresidente habló de la "grandeza del liderazgo" del jefe del Ejecutivo, que hoy clausurará la cumbre-- sonó a epitafio. "Frente a tanto ataque y descalificación, me siento orgulloso de Zapatero, de sus valores, de su coraje --dijo--. No conocí un socialista mejor ... Todos sentimos la obligación moral y política de defender a quien nos defiende".

Pero poco después, fuentes cercanas al ministro explicaron que aquello no había sido una dedicatoria al líder que va a dejar de serlo. "Ha sido un mensaje a los nuestros --dijeron--. No puede ser que se le ataque y se le ataque y nadie diga nada".