Pablo Casado es un líder con pies de barro, o eso es lo que apunta el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que frena el triunfalismo de los conservadores tras amarrar el gobierno en Andalucía y les echa un jarro de agua fría tras los aplausos de la última convención del partido que cerró filas en torno al nuevo presidente. El dato más llamativo de esta oleada es la caída del PP, que pierde más de cuatro puntos de diciembre a enero, al pasar del 19,1% del voto al 14,9%, y se sitúa en la cuarta posición global.

Las tripas de la encuesta son alarmantes para esta formación. Tienen una fidelidad por los suelos, en un partido que se caracterizaba por la persistente lealtad de su electorado, tradicionalmente la más elevada. Ahora, la mitad de quienes votaron a Mariano Rajoy el 26-J del 2016 admiten que no repetirían con Casado. El 16% confiesa que prefiere apostar por Ciudadanos y otro 14% se muestra dispuesto a pasarse a Vox, un partido en ebullición y crecimiento.

La mala noticia para el presidente de los conservadores, por lo tanto, no es que su electorado albergue dudas esperando en la indecisión y pueda ser activado con una campaña movilizadora, sino que un tercio se declara claramente seducido por otros partidos. El llamado efecto Casado, según la encuesta, existiría pero va en dirección contraria a la deseada por la cúpula del PP.

El CIS, rodeado de controversia por los cambios metodológicos en la nueva etapa bajo la dirección de José Féliz Tezanos, vuelve a situar al PSOE como líder. Según el estudio, Pedro Sánchez amplía su liderazgo. El PSOE ganaría las elecciones generales con el 29,9% de los votos, un punto más que en el barómetro de diciembre, con lo que se situaría 15 puntos por encima de su antagonista histórico, el PP. Ciudadanos sería la segunda fuerza política en el Congreso con el 17,7% de los apoyos, lo que supone una leve bajada de dos décimas respecto al mes anterior.

LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA / En tercer lugar, el CIS sitúa a Unidos Podemos, que conseguiría el 15,4% de los votos, con medio punto de aumento en una encuesta que se realizó antes de la crisis por la alianza de Íñigo Errejón y Manuela Carmena en Madrid.

En quinta plaza, Vox irrumpe con fuerza. La formación de extrema derecha -así la califica casi la mitad de los encuestados- alcanzaría el 6,5% de los votos, un aumento significativo desde el 3,7% que el CIS le atribuyó en el barómetro de diciembre, justo después de ser la clave del giro conservador en la Junta de Andalucía.

En todo caso, el estudio continúa pronosticando que la suma del bloque de izquierdas está por encima del de derechas (45,3% frente al 39,1%) y que, por lo tanto, podría gobernar aunque con un margen estrecho de en torno al 6% de los votos. La clave seguiría estando en el auge del PSOE más que en la situación de estancamiento de Podemos, que bordea la frontera del 15% desde hace largos meses aparentemente atrapado entre un suelo estable de voto duro y un techo que no aumenta ni siquiera con el apoyo a los Presupuestos del 2019.

Respecto a la valoración de líderes, la caída de puntuación es generalizada. Sánchez resiste como el más valorado, pero con un 3,8 sobre diez. Albert Rivera ocupa la segunda plaza con un 3,5. Pablo Casado suspende con un 2,9 y Pablo Iglesias vuelve a ser el dirigente con peor nota, un 2,8.

Como pasa desde que Tezanos dirige el organismo, el PP acogió con pitorreo los pronósticos del CIS. Pero Casado fue un poco más allá cuando dijo que ve «de mal gusto tener que explicar lo que ya no es una broma pesada, sino una malversación de fondos públicos en beneficio partidista». A su juicio, el CIS «ya no existe» porque Sánchez «lo ha convertido en una secretaría de estudios del PSOE».