La historia reciente del socialismo andaluz se explica en parte en una foto en blanco y negro fechada en 1973 que retrata a un grupo de amigos en una reunión campestre en los Pinares de Oromana, en el municipio sevillano de Alcalá de Guadaira. En la instantánea, que sirvió para bautizar a sus protagonistas como el clan de la tortilla , aparecen, entre otros, Felipe González, Alfonso Guerra, Carmen Romero, José Rodríguez de la Borbolla, Luis Yáñez y Manuel Chaves.

Ayer, 37 años después, volvieron a verse las caras con motivo del congreso extraordinario de la federación andaluza, la más importante del socialismo español, en el que Chaves --el único de la imagen que conserva galones de mando-- cerró un ciclo para pasar el testigo a José Antonio Griñán y frenar a un PP que muerde en las encuestas. Un relevo de caras, que no generacional, ya que el nuevo secretario general, que desde hace un año preside la Junta de Andalucía, pese a no salir en la foto, pertenece a la misma cosecha. Y como reconoció a sus compañeros, atesora la "experiencia y el sosiego" propios de sus 64 años.

Griñán pasó rápidamente de las palabras a los hechos, y cerró una ejecutiva regional marcada por la renovación. Un anticipo de la crisis de Gobierno que prepara en la Junta en aras de consolidar su liderazgo y remontar el vuelo en los sondeos, cada vez más negativos después de tres décadas de Ejecutivo monocolor en Andalucía, el principal granero de votos del PSOE.

Griñán no pudo esconder su sorpresa tras conocer el abrumador resultado de la votación, en el que el 99,8% de los delegados (497 a favor y solo uno en blanco) apoyaron su candidatura. Un cierre de filas de puertas a fuera que denota, precisamente, el pacto para no dejar traslucir las tensiones internas que está generando el cambio y dar más munición a un PP crecido.

El ya nuevo líder del socialismo andaluz ha compuesto una ejecutiva regional a su gusto, en la que ha primado más la valía, la capacidad y, por qué no, la cercanía personal que el equilibrio territorial que su antecesor se cuidó mucho de preservar.

En el discurso de despedida de Chaves, las referencias a su compañero se redujeron a un párrafo al final de 14 páginas, en el que pidió que reiterasen al nuevo líder la confianza depositada en él "porque se lo ha ganado". Por el contrario, Griñán definió a su antecesor como el "más preciado" referente del partido, "amigo y compañero".

"FACHAS E INQUISIDORES" La dirección regional del PSOE quiso dar ayer un papel activo a Felipe González en el congreso para impulsar la imagen de Griñán. Por la tarde, el expresidente del Gobierno, que recibió una ovación de gala, mantuvo un intenso y desacomplejado debate sobre la crisis con el secretario general de la UGT, Cándido Méndez. González calificó a los "pedrojotas" que le "difaman" como "fachas e inquisidores".