Un día después de pedir la "dimisión inmediata" del presidente del Gobierno y cortar "todas las relaciones" con el PP, el PSOE hizo ayer dos cosas. Por un lado, todos sus líderes territoriales, a lo largo y ancho del país, salieron para pedir a Mariano Rajoy que se marche de la Moncloa.

Por otro, su secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, comenzó a sondear al resto de grupos de la oposición para pactar acciones conjuntas, según explicaron fuentes de la dirección del partido, y "estudiar alternativas a la situación de bloqueo político provocada por la connivencia" del jefe del Ejecutivo con Luis Bárcenas, extesorero del PP.

Pero no salió nada concreto de esos contactos, según explicaron tanto en el PSOE como en CiU, IU-ICV, PNV y UPD. Fuentes socialistas explicaron que después de lo ocurrido el pasado jueves en la diputación permanente del Congreso, cuando todos los grupos reclamaron la comparecencia de Rajoy y el PP les acusó de ser "rehenes de Bárcenas", hay espacio para acordar alguna acción con toda la oposición, porque "todo el mundo está en lo mismo". Pero descartaron de nuevo la moción de censura. Más allá de que el PSOE no tiene un candidato definido y que el PP goza de mayoría absoluta, algo que conduce al fracaso de esta iniciativa, la cúpula del partido explicó que la moción debe ser siempre el "último instrumento" y que puede que el caso Bárcenas depara nuevas y más graves revelaciones, por lo que si la presentan ahora estarían quemando un cartucho que conviene guardar para más adelante.

POSIBLE REPROBACION Los nacionalistas catalanes y vascos, además, no ven este instrumento con buenos ojos. Ante este escenario, una de las iniciativas que barajan los socialistas consiste en un texto sin valor normativo (conocido como proposición no de ley) que incluya una reprobación del presidente del Gobierno. El texto tampoco saldría aprobado, al menos que algunos diputados del PP lo apoyaran (cosa harto improbable), pero tendría una gran importancia política.